Sinopsis:Jean Louise Finch evoca una época de su infancia en Alabama, cuando su padre, Atticus, decidió defender ante los tribunales a un hombre negro acusado de violar a una mujer blanca. Novela de iniciación, Matar a un ruiseñor muestra una comunidad, la del sur de Estados Unidos durante la década de 1930, dominada por los prejuicios raciales, la desconfianza hacia lo diferente y la rigidez de los vínculos familiares y vecinales, así como por un sistema judicial sin apenas garantías para la población de color.
Por qué este título"Los ruiseñores no se dedican a otra cosa que a cantar para alegrarnos. No devoran los frutos de los huertos, no anidan en los arcones del maíz, no hacen nada más que derramar el corazón, cantando para nuestro deleite. Por eso es pecado matar un ruiseñor".
Opinión:
Lo cierto es que no esperaba que me gustara tanto. Ya sabéis que yo y los clásicos tenemos nuestros más y nuestros menos, y que según qué libros juveniles me suelen parecer demasiado juveniles (véase Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo, el cuál he abandonado recientemente) o me saben a poco. Pero este no ha sido el caso.
Pero la gracia está en que no es solo eso, en que da pie a una segunda lectura. Si nos centramos exclusivamente en la trama (ya sabéis que yo soy muy de tramas) el libro no es gran cosa, pues aunque sea entretenido, la trama no es trepidante ni te mantiene en la intriga, ni tampoco hay giros inesperados. Pero eso ha sido lo de menos, pues tanto la ambientación, como los mensajes, como las reflexiones y la profundidad de los personajes, lo merece.
Poco a poco vamos viendo cómo es la sociedad de la época, los prejuicios, las relaciones raciales que se establecen y el sistema de castas que sigue tan vigente, y todo casi sin que te des cuenta. Me gusta la crítica social que se hace, la contraposición entre el mundo que es y el mundo que debería ser, visto desde la perspectiva de una niña.
A eso hay que sumarle que Scout, como personaje, me encanta. Estoy leyendo Juego de tronos, y las comparaciones con Arya son inevitables. Me sorprendió mucho encontrarme un personaje femenino fuerte e independiente en un libro publicado en los años 60. Me gusta Scout. Cómo ve el mundo, su interés por la lectura y por aprender, por querer conocer el mundo, por demostrar que no es inferior a su hermano. Cómo se rebela contra la sociedad que la envuelve sin dejar de parecer una chica de su edad y su época. Se pelea a puñetazos con otros chicos de su clase por insultar a su padre, pero al mismo tiempo es capaz de sentarse a tomar el té como una señorita porque debe obedecer a su tía. Además, no me parece que en ningún momento deje de parecer una niña. Es curioso cómo a veces los adultos hablan de cosas serias que no entiende, su lenguaje me parece adecuado para alguien de su educación y sus reacciones y rabietas son adecuadas a su edad.
Hay algo que está muy bien en los personajes de Matar a un ruiseñor y es su evolución lenta. El lector va creciendo junto a los personajes. En una novela, normalmente, cuando hablamos de evolución de personajes nos referimos a cambios muy significativos. El príncipe que pasa de ser un tirano a un defensor de los débiles. La chica tímida que se vuelve valiente. El chico antisocial que descubre el poder de la amistad. Aquí no es así.
No sabría deciros exactamente en qué momento cambian Scout y Jem, cuando es que dejan de ser los niños inocentes que solo buscan divertirse del principio. Y es porque no hay un momento exacto en el que eso pase, sino que es la suma de experiencias. Y el cambio tampoco es más brusco. Simplemente al final son diferentes. Más maduros, más fuertes, más conscientes de su entorno. Y eso está bien, la gente real cambia poco a poco, con el paso de los años, y nunca radicalmente.
Un último personaje que destacar es Atticus. ¿Padre soltero que debe llevar las riendas del hogar y la educación de los hijos? Algo que tampoco esperaba de un libro de esta época. Oh, por favor, y que alguien le dé la medalla a Padre del año. Qué digo de "padre del año", merece como mínimo la llave de la ciudad, que sea considerado hijo predilecto y una calle en su honor. Atticus es un hombre bueno. Me gusta la forma que tiene de educar a sus hijos, su inteligencia, su fe en sus valores y en la justícia, en luchar contra un imposible. Si tuviera que ponerle una pega, sería que, al igual que me pasa con Jem, me hubiera gustado conocerle más, saber sus pensamientos y emociones. Que sí, que está muy bien perfilado, es solo que me hubiera gustado que tuviera más protagonismo. Quiero más.
Y aquí es donde tengo una de mis pocas quejas en general: esperaba un libro más incisivo en cuanto a la crítica de los conflictos raciales. Sí, se habla constantemente de ello, pero me pareció una mirada superficial. De un libro que ha sido vetado en tantos institutos y bibliotecas, esperaba mucho más drama, escenas más duras y conocer la situación de los negros más a fondo. Y es que no hay que olvidar que todo lo conocemos desde la perspectiva de una niña blanca. El retrato que se hace de la mujer negra y del trato entre razas me pareció mucho mejor tratado en El color púrpura y Criadas y señoras, aunque ambas novelas se centran más en la figura de la mujer y son muy posteriores.
Antes mencionaba que me gustaba la evolución lenta de los personajes. A diferencia de otras obras que transcurren en un par de semanas o meses a lo sumo, aquí la autora se toma su tiempo, y sin que te des cuenta, pero de forma lógica, aquí pasan tres o cuatro años. Y no solo eso, es que el tiempo es muy fluido. Pese a que la novela no sigue una trama clara sino que es la suma de un conjunto de aventuras y vivencias, los cortes y transiciones son imperceptibles y la autora logra que la novela esté perfectamente cohesionada.
Poco más me queda por añadir. En general Matar a un ruiseñor ha sido una agradable sorpresa. Una obra que puede ser leída tanto por jóvenes como por adultos, pues es entretenida pero al mismo tiempo ofrece un buen retrato de época e interesantes reflexiones. Tanto el pueblo y la sociedad como los personajes están muy bien perfilados, especialmente los protagonistas, con los que el lector irá creciendo poco a poco. Es un libro que merece la pena leer de joven y releerlo de adulto. Lleno de mensajes y valores universales sobre el respeto y la igualdad que ya deberíamos tener interiorizados y con unos personajes que se quedaran contigo.
Cosas que he aprendido:
- Cómo era una comunidad de Alabama en 1930.
- Lo importante que es retratar a los personajes por sus palabras y sus actos, y no por el narrador.
- El realismo de que los personajes evolucionen lentamente y sin cambios bruscos.
Y para terminar, os dejo con mi avance en Goodreads:
PUNTUACIÓN...4/5!
Primeras Líneas...