Título: Matar un ruiseñor
Autor: Harper Lee
Año: 1960
Edición: Ediciones B, Barcelona 2006
Premio Pulitzer de novela en 1961
¿Qué cabe esperar de una novela cuyos protagonistas tienen por nombre Atticus, Jem, Scout, Calpurnia o Dill? Pues algo distinto, sin duda. Matar un ruiseñor es distinta por su ambiente -sur de EE.UU., época post Gran Depresión-, por la psicología de sus personajes -sur de EE.UU.-, y por la sencillez con la que aborda cuestiones de gran calado: injusticia racial, el miedo al cambio, el rechazo a lo diferente, la pérdida de la inocencia, los prejuicios de clase... Basta echar un vistazo a la voz «To Kill a Mockingbird» en Wikipedia para darse cuenta de que el libro da para mucho. No cuento de qué va porque más o menos todo el mundo conoce el argumento.
El libro engancha de principio a fin, primero con las andanzas de los niños y el misterio de Boo Radley, luego con la narración del juicio y todo lo que le rodea. A mí lo que más me ha interesado, sin duda, ha sido Atticus, por su integridad moral, por su sentido común, por su manera de educar a Scout y Jem. Un gigante. Y me he reído bastante con las ocurrencias de Scout. Lo recomiendo a todos. Y, por favor, que nadie diga que ya vio la película: por muy buena que sea (Oscar al mejor guión adaptado) y por muy bien que lo haga Gregory Peck (Oscar al mejor actor), no es lo mismo, ni de lejos.
Gracias a los que me lo aconsejaron cuando hablé de La hija del optimista -María, Varenka, Ignatius y Pilu-