Había una canción a principio de los 80 que aseguraba que el vídeo había matado a la estrella de la radio. En unaépoca donde la televisión era ya el medio masivo por excelencia, todo hacía presagiar que la radio no iba a tener sentido y que su final estaba cerca. Y no fue así, afortunadamente. Aunque era evidente que la radio iba a perder el poder mediático que tenía, ésta supo sobrevivir a las nuevas tecnologías, ya fuera como medio alternativo o simplemente nostálgico. Y fijaos que la llegada de internet, no ha hecho más que consolidarlo aún más y hasta resurgirlo si cabe. Lo que son las cosas, si ahora si no escuchaste un programa en directo, puedes acudir a la página web de la emisora y buscar el podcast para oírlo cuando te apetezca.
Pero centrémonos en la lectura. A nuestros queridos libros parecía que les iba a salir un serio competidor que amenazaba con su desaparición de la faz de la tierra. Se llamaba e-book y si hablo en pasado es que,en contra de lo que se preveía, no va a poder con el libro de papel.
Yo lo tengo y me alegro por ello. Y seguro que cuando se me estropee, compraré otro. Esta vez será con luz y con otros muchos más avances. Pero eso no quiere decir que no volveré a leer nunca más en papel. Eso en la vida. Y creo que a todos los amantes (y no tan amantes) de la lectura les pasará lo mismo.
Es cierto que ahora puedo leer algo que me interesa con más facilidad. Que ya no me hace falta esperar a que lo lleven a alguna biblioteca de mi ciudad para leerlo. Que sí, que ahora me “busco la vida” (imaginaos porque lo entrecomillo) y en un pis y pas y casi por arte de magia: ¡Alehop! Ya lo tengo en mi poder (y digo eso de ¡¡¡¡ES MIO, ES MIO!!!!).Y como lo importante es leer, te pones con él y te da igual que sea en papel que en una pantalla, ya que se trata de un cómodo formato y totalmente adaptado a nuestra vista (que aunque de momento la presbicia me ha respetado, conviene ser precavidos).
Pero, ¡ay amigos!, cuando una vuelve a leer un libro en papel de los de toda la vida… ¡eso no tiene precio! Y mirad que leer en la cama en ebook lo hace mucho más cómodo (sobre todo si se trata de un buen tocho). Pero esa sensación de tener el libro en las manos, con su olor, con su portada, sus solapas con la sinopsis y la biografía del autor…. Eso ni el mejor ebook del mercado lo puede conseguir.
Porque no nos neguemos: leer un libro es un ritual en si mismo, que va mucho más allá de adentrarse en una historia y disfrutarla (si se puede, claro, que luego todo ya va en gustos). También se trata de sentir ese libro en el amplio sentido del término: el sonido de las páginas al pasarlas, el olor del papel, el poder tocar el libro o el mirar su portada detenidamente. Porque muchas veces es sólo la portada lo que nos hace querer leer el libro. Fijaos que a mí no me gustó demasiado Cien años de soledad pero sí compraría, sin embargo, la nueva edición que sacaron ahora, ya queme parece una obra de arte.
Por eso las librerías nunca van a desaparecer. Porque aunque en un dispositivo que puedes llevar perfectamente en el bolso entren la casi totalidad de ejemplares que pueda haber en una tienda, nunca podrá sustituir a una librería o biblioteca. Ese placer de mirar los libros, de poder tocarlos y hojearlos, nunca lo va a tener un ebook, por mucho que digan.
No digo que no me guste el ebook y que esté en contra de él, ya que como os decía antes, está facilitando que lea mucho más que antes. Y no creo que desaparezca tampoco aunque no se está introduciendo en nuestras vidas como en un principio parecía que lo iba a hacer. Quién sabe si lo que desaparecerá será el ebook viendo como los avances tecnológicos tienen casi siempre los días contados. ¿Será esta vez el libro físico el que lo desbanque para siempre? Va a ser que sí