En este segundo volumen, Bunge nos habla del materialismo, pero el materialismo en cuanto ontología, no en cuanto ideología. Por citar al propio Bunge, para que nos resuma en que consiste el materialismo ontológico:
El materialismo no es una filosofía única, sino una familia de ontologías o doctrinas extremadamente generales acerca del mundo. Lo que todas ellas tienen en común es la tesis de que cuanto existe realmente es material. O dicho negativamente, que los objetos inmateriales, tales como las ideas, carecen de existencia independiente de los objetos materiales, tales como los cerebros.
El materialismo, obviamente, se da de bruces con otras concepciones tales como el dualismo, concepción que critica Bunge en varios puntos del libro. Bunge muestra como el materialismo ontológico es la ontología que mejor encaja con la ciencia. Muestra también como determinadas posturas, como que la mente no puede explicarse desde una concepción materialista, están equivocadas, es más, él mismo utiliza un capitulo para montar una teoría materialista de la mente. Entre el resto de capítulos de la obra, cabe destacar, al menos, para quien esto escribe, un par de capítulos, que son los dedicados a realizar unas criticas contundentes a la dialéctica y a la teleología.
Lo dicho, Bunge es una referencia dentro de la filosofía, y en concreto dentro de la filosofía de la ciencia. En este volumen muestra como el materialismo ontológico es la mejor opción, es decir, aquella que mejor encaja con nuestro conocimiento científico del mundo. Responde algunas de las criticas y limitaciones que se esgrimen contra esta ontología, demostrando que no son acertadas, al mismo tiempo que construye teorías materialistas para la mente o la cultura.