Que el niño llora de noche, pues tendrá hambre, a la teta y a la cama, que no ando como para perder el tiempo, mañana al amanecer hay que estar arriba. Y así hacían, sin preocuparse mucho por lo que la vecina diría, por si el niño se convertiría en un tirano, por si se malcriaba. Ahí había que ir a lo práctico, chuminadas las justas, que la vida era muy puta y si se trabajaba se comía, sino..... ni eso. Se criaba a los hijos de modo casi mecánico, las mujeres asumían su rol sin hacer preguntas, quizá con miedo pero no quedaba otra. Entre todas se ayudaban y los críos salían adelante. No me imagino yo a mi abuela mirando el reloj mientras alguno de mis tíos o mi madre lloraba en la otra habitación porque "hay que enseñarle a dormir", lo que se hubiera reído mi abuela de estas tontunadas.
Pero, ¿cuándo comenzó a cambiar esto? Y sobre todo, ¿por qué? Mi suegra, con sus 78 años, ya me cuenta que cuando tuvo a su primer hijo, que hoy cuenta 48 primaveras (año arriba año abajo), el médico le decía que le dejase llorar en su cuna, que no era bueno coger a los niños en brazos, que llorar le ensanchaba los pulmones. Y ella se sorprendía enormemente al verme con el nene todo el día en brazos y no entendía. Y es que claro, ¡en su día se lo había dicho el médico! y en aquel entonces lo que decía el médico y el cura ¡¡iban a misa!! nunca mejor dicho.
Entonces yo pienso que las cosas empezaron a cambiar cuando los médicos, en su mayoría hombres en aquella época, se metieron en lo que -en su día- eran cosas de mujeres. Mi abuela jamás parió con un médico, ni consultó cómo dar el pecho, ni pesó a sus hijos, ni le preguntó a nadie cuándo debían comenzar a comer, ....., todo eso "se sabía", las mujeres lo sabían porque otras mujeres se lo contaban, porque entre todas se enseñaban. Parir y criar, tan antiguo como la especie humana eran artes aprendidas y establecidas entre el género femenino.
Bien es cierto que la figura del profesional médico surge para minimizar los riesgos, para asegurar el bienestar de mujeres y bebés. Pero me parece a mi..... solo me parece..... que su afán higiénico ha provocado una evolución y una serie de cambios que laten aún en nuestros días. Se redujeron los riesgos y las muertes de las mujeres gestantes, se sacaron más bebés adelante, y todo ello en una época en las que las condiciones higiénico-sanitarias no eran las más óptimas. Dedico una merecida ovación a los profesionales de entonces por este logro. Pero por desgracia, la higiene, la reducción de la mortandad y la mejora de otras condiciones trajeron una serie de consecuencias muy negativas.
Se dejó de parir en los hogares, y al principio las pudientes y después casi todas acabaron pariendo en el hospital o clínica de turno. Llegaron los nidos, el apartar a la madre de su bebé, se acabó la lactancia y se dio paso a los biberones y las leches artificiales. Y todo comenzó a cambiar, y todo el mundo empezó a participar, a opinar y a decir a las mujeres, a las madres, lo que tenían que hacer. Y las mujeres empezaron a pensar que todo aquello que hacían por instinto o porque lo veían en sus comadres estaba mal, y ciegamente comenzaron a obedecer. No nos olvidemos que en la España de hace unas décadas, el médico, el profesor y el cura tenían mucho que decir.
Y así las mujeres nos vimos condenadas a no seguir haciendo algo para lo que naturalmente estamos preparadas, algo que hemos hecho a lo largo de millones de años: parir y amamantar. Y generación a generación, desde entonces, se ha ido transmitiendo esto de "nena tu haz caso al médico que sabe lo que se hace". Y las nenas hemos entrado en ese bucle absurdo hasta llegar al día de hoy donde las mujeres no saben de instinto, donde despertamos a nuestra femeneidad tarde, cuando ya hemos parido, es ahí donde nos damos cuenta, al tener a nuestro bebé en brazos de todo lo que nos han robado.
El miedo a parir, el miedo a no saber qué hacer, el miedo a no saber lactar, el miedo a que tenga hambre, el miedo, el miedo, el miedo. "Llama al médico a ver qué dice" me decía una y otra vez mi madre aterrada si mi bebé hacía algún gruñido raro, o si lloraba. Ella, madre de dos hijas, pero perteneciente a esa generación de mujeres a las que se les arrebató el instinto y en su caso la lactancia. El médico manda, y si el médico dice que tu leche no es buena, pues al biberón y santas pascuas. Más que médicos, ¡parecían dioses! y las mujeres simples mortales que no tenían idea de nada.
Mi abuela era una mujer de pueblo, no sabía leer ni escribir, pero sacó cinco hijos adelante en un pueblo de mala muerte a base de trabajar, de apoyarse y ayudarse de su familia y tribu. No tenían para mucho, mucho menos para médicos en aquel entonces. Y en medio de toda aquella ignorancia de un pueblo de Extremadura crió a sus hijos.
Hoy, somos mujeres formadas e informadas, personas con un nivel cultural en muchos casos medio o alto. ¿Realmente no nos creemos capaces de criar sin consultar a los expertos?
Este post te lo dedico a ti abuela, por ser una gran mujer que tuvo una vida difícil pero que aún así tuvo fuerza y valor para vivir 97 años.