Como todo el mundo sabe, las madres no se pueden poner malas, pero de vez en cuando, muy de vez en cuando y normalmente después de haber estado obviando los síntomas durante días...caen en una enfermedad que las deja llorando de dolor y deseando la muerte. A mí me tocó el día de Reyes. Me levanté como pude, abrí los regalos y luego me arrastré a la cama a pasar el resto del día llorando de autocompasión. Las princezaz disfrutaron de su día y se fueron de merendola, al volver, Molimadre me preguntó:
- Moli hija... ¿cómo estás?- Pues la verdad es que al borde de la muerte…
Conseguí levantarme para ir a dar un beso de buenas noches a las princezaz...
- Mamá... ¿te vas a morir?- Pues no está en mis planes morirme hoy ¿Otra vez estamos con esa obsesión con la muerte?- Es que antes has dicho que estabas al borde de la muerte. - M, era una manera de hablar... ¿ya estabas preocupada?- Un poco…- Vale...pues no te preocupes...- Mami…- ¿Qué?- No me preocupo pero...quítate del borde de la muerte.
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Las princezaz ya son mayores y ya no se duermen en el coche. Esto tiene un lado bueno que es que ya no tengo que cargar con ellas en brazos al llegar a casa y tiene un lado malo para una madre desnaturalizada como yo, y es que ya no tengo paz al volante. Me veo sumida en conversaciones a cual más surrealista.
- Chicas, mirad el mar de nubes que se ve desde aquí arriba mirando hacia Madrid. - ¡Qué chulo!!- Mami, ¿así va a ser el fin del mundo?- ¿Perdona?- Mis amigos dicen que en el 2024 habrá una erupción volcánica y se acabará el mundo. - ¡ Cómo en Pompeya! - Tus amigos dicen muchas tonterías. ¿Te acuerdas el miedo que pasaste con que el mundo se acababa el 21 de diciembre? Y mira...aquí seguimos…- Bueno...a lo mejor estamos muertos. - ¿Qué?- Sí, que a lo mejor estamos muertos y no lo sabemos. - Claro mami, como en Beetlejuice.
No sé si preocuparme por las consecuencias del cineclub de princezaz…
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Las princezaz ya son mayores y me tienen caladísima. Tenemos además una fabulosa relación de amor pero en la que no necesitamos estar pegadas todo el tiempo.
Cenando. Yo lloro mientras cocino porque llevan 40 minutos para tomarse unas empanadillas y unos guisantes. Ellas se descojonan y charlotean. Yo lloro más mientras recuerdo como eran mis tardes antes de tener hijas…
- Mamá. - Dime- ¿Cuál es tu mayor deseo?
Obviamente esta pregunta me saca de mi ensoñación en la que estoy tumbada en un sofá leyendo mientras pienso si cenar sushi, un sándwich guarrero o nada para enfrentarme a mi papel de madre. Me meto en el papel y contesto una absurdez que es para abofetearme hasta la muerte.
- Que vosotras seáis felices y que no os pase nada malo. – Me doy vergüenza ajena a mí misma. - ¡Mamá, un deseo de verdad!- me parto...me tienen caladísima. - Pues ahora mismo no lo sé la verdad...- Si lo sé, pero no puedo decírselo. - Yo sí mamá...yo sí se cual es tu mayor deseo. - ¿Cuál?- ¡Qué cenemos bien! - Jajajaja...la verdad es que eso me haría muy feliz, y probablemente me haría llegar a más vieja. Cada cena con vosotras me resta 6 meses de vida. - ¿De verdad?? ¿te vas a morir antes porque como mal?- No, no...tranquila…pero ¡come! - Yo si sé cuál es mi mayor deseo.- NO me lo digas. Maquillarte, dejarte el pelo largo y que siempre haya macarrones de comer. - No...lista. - ¿Cuál?
- Volar sin alas y vivir en Hogwarts para siempre. - ¿Y no me verías nunca?- decido hacerme la madre sufridora. - …mm…si te vas a poner así, vendría algún fin de semana...si me haces macarrones.
Y todavía hay gente que me dice que si echo de menos cuando eran bebés. Esto es mucho más divertido.