Habrá muchos que opinen, tras leer lo siguiente, y seguramente sólo como despecho, que soy homosexual. Nada más lejos de la realidad, y tampoco me importaría, si lo fuera. Tampoco soy bajito, ni tengo los ojos verdes o marrones. Tampoco tengo un coeficiente intelectual especialmente alto, ni soy pelirrojo. Por si todo esto importase también algo, de la misma forma que pueda importar ser homosexual o no.
He pasado mi vida como cualquier otra persona, incluídos los homosexuales, he tenido amigos y amigas, igual que un homosexual, de hecho he tenido amigos y amigas que lo eran. He estudiado en colegios del estado y otros subvencionados, igual que un homosexual, o un pelirrojo, o un tío con los dientes grandes y la nariz pequeña, sin que esto supusiera ser un defecto.
¿Y qué dice la justicia?
Siempre he hablado mal de la justicia en este país nuestro, por los casos de oídas, por lo que veía en los medios, pero últimamente me estoy dando cuenta de lo equivocado que estaba. O a lo mejor es que ha mejorado. O simplemente los jueces se han sensibilizado respecto al resto de ciudadanos, o de causas.
Esto, por un lado, por ver cómo se están revelando contra la injusticia de los bancos en el tema de los desahucios. Por otro con cosas como el darse cuenta del uso fraudulento que han hecho algunas mujeres en sus divorcios y exigencias de cara a la relación de los padres con sus hijos.
Incluso por muchas otras cosas que conformarían una lista especialmente larga para ponerla aquí, y que en realidad tampoco tiene tanta importancia, como hechos individuales.
Y por el otro por las sentencias de justicia constitucional que están llevando a cabo. La última la que reconoce como constitucional el matrimonio homosexual. Aunque en realidad, en esto, no se van a pronunciar hasta esta tarde.
Constitucionalidad
En realidad debería dar igual, sea constitucional o no, ya que fue una ley que se aprobó de forma casi unánime en 2005. Los únicos en rechazarla fueron los miembros del PP, y no todos, ya que incluso Celia Villalobos votó a favor de la misma, aún perteneciendo al PP. Y por supuesto ratificada por el Rey.
Por esto, y por creer en que la Constitución necesita igualmente de reformas, como ya digo en otros artículos de este mismo blog, no debería importar demasiado, si es constitucional o no. Podría discutir ciertos decretos reales, por ejemplo, en los que no estoy muy seguro tampoco de que sean constitucionales o no.
Cuestión de opinión
No quiero entrar en el debate de lo que es moral o no. Mi opinión, desde luego, es que lo inmoral hubiera sido que se denegara la ley, pero por fortuna no fue así.
Pero sí quiero criticar la oposición de la Iglesia, institución absolutamente obsoleta, y sin ánimo ninguno de entrar en la sociedad de nuestros días. No se trata sólo a nivel tecnológico, lo cual ha quedado demostrado que saben hacer, sino a nivel de entendimiento y respeto social.
La Iglesia pretende que seamos respetuosos con sus creencias, y lo somos. En ningún momento hemos levantado a las masas para reprocharles lo que consideramos incoherencias de forma y estilo. La Iglesia sí levanta a las masas para enfrentarse a aquellos que estamos a favor del aborto, los preservativos, y por supuesto los matrimonios homosexuales.
También critico de forma abierta al Foro de la Familia. El hecho de que este foro sea aconfesional es una hipocresía en sí mismo. Difícil de creer, teniendo en cuenta que se creó en Santiago de Compostela, y de la mano de la Iglesia Católica.
Y por supuesto la actitud del PP al respecto, mucho más entendible por su unión, también, al ámbito católico.
Los tres estamentos, por llamarlos así, no han hecho más que minar una resolución que va con los tiempos. Ha convertido el matrimonio homosexual en una caza de brujas. Ha generado discusión en algo que no la tiene. No ve al homosexual como a una persona, de la misma forma que los negreros americanos no veían a la gente de color como personas, es el mismo fundamento.
A veces me pregunto si en el PP no debería mandar Rouco Varela, en lugar de Mariano Rajoi.
Esta tarde
En el momento de escribir estas líneas, el Tribunal Constitucional aún no se ha pronunciado al respecto, pero es bastante factible que lo haga en beneficio del matrimonio homosexual, o más concretamente de la ley de 2005. Pronunciarse en contra, es decir a favor de la denuncia del PP, traería consecuencias especialmente negativas, teniendo en cuenta que ya se han aprobado cerca de 30.000 matrimonios de esta modalidad, y se han producidos también miles de adopciones en consecuencia.
PP, Iglesia, y Foro de la Familia, deberían reescribir sus ideologías, y adecuarlas a la sociedad en la que vivimos, en la época en la que vivimos. Lo único que demuestran hasta el momento es una insolidaridad manifiesta frente a la sociedad en la que compartimos nuestra existencia.
Será que cada vez estamos más cerca del infierno, vaya Vd. a saber.