Matrimonio, unión, pareja, capitulaciones, testamento, conciliación laboral

Por Stornel
En el estado español hay dos formas de casarse: a) el Matrimonio Civil, en el que el consentimiento al matrimonio se presta ante el funcionario competente y según los trámites establecidos en el Código Civil, b) el Matrimonio Religioso, en el que el consentimiento de los contrayentes se presta en una de las formas religiosas que figure aceptada por el Estado (canónica, evangélica, hebrea o judía), lo que implica que el Estado no reconoce la validez de todos los matrimonios religiosos, sino sólo los celebrados de conformidad a los ritos que figuran autorizados. Así, los matrimonios celebrados por españoles por los ritos, que se podrían calificar como exóticos (hawaianos, hindúes… etc.), carecen de validez. Es poco conocido que, aunque el matrimonio produce efectos desde su celebración, éstos no se reconocen plenamente hasta que el matrimonio se inscribe en el Registro Civil. Otras se juntan y arreglan documentación de convivencia, otros se juntan sin papeles y otros hacen lo que pueden.
De la misma forma que les pregunto a los papás si tienen alarmas de humo en su casa -casi nadie las tiene y son muy baratas- también les inquiero si han hecho las capitulaciones matrimoniales y el testamento. Lo de las capitulaciones les suena a chino y hacer el testamento parece traer mal fario.
Sabemos que la baja maternal es de cuatro meses y debería ser como mínimo de seis para favorecer la lactancia materna. Ahora que se habla tanto de la discriminación de la mujer en el trabajo y se promueve la igualdad -yo pertenezco al comité de mi hospital- les planteo ( y se me plantea) una duda. Les pongo un ejemplo sencillo pero no raro: dos licenciados en derecho se casan, ambos tienen una sólida formación y trabajan en diferentes e importantes bufetes de abogados. En sus respectivas actividades destacan tanto que se promocionan y les ofrecen tareas cada vez más complejas que requieren más tiempo, reuniones, viajes, y estancias fuera de casa. Ya superan la treintena y les gustaría tener familia pero se plantean varias disyuntivas:
  • no tener hijos y seguir progresando
  • tener hijos pero ¿quién se queda a su cuidado? ¿quién cede el paso al otro para que siga su progresión profesional? Hay muchos trabajos con horarios establecidos en los que no habría ningún problema para compatibilizar trabajo y familia pero en otros, más competitivos y mejor remunerados o simplemente autónomos no permiten faltar al trabajo: hacerlo supone perder clientela (tintorerías, peluquerías, colmados, etc), perder "conexiones" importantes empresariales o, como en medicina, perder la actualización del conocimiento. ¿Alguno de los dos ha de ceder el paso a otro? ¿Quién?
  • ¿ha de quedar pactada la disyuntiva antes de casarse?
No estoy estoy hablando de un países ideales como los nórdicos sino uno real como España, al borde de la quiebra económica, por mucho que diga ZP.