El cine español sigue apostando por la comedia para atraer público al cine. "Matusalén" de David Galán es una nueva muestra. Con un toque irreverente pero manteniendo la estructura típica del género, el director se apoya en gran medida en la vis cómica de su protagonista Julián López que soporta todo el peso de la película.
David Galán Galindo es un director muy personal que sorprendió a todos con su opera prima "Orígenes secretos". En cierta media nos recordó a ese Álex de la Iglesia inicial, creativo y original que se atrevía a dar una vuelta de tuerca a la ciencia ficción, sin apenas recursos pero con mucha imaginación.
Sin embargo, el camino que ha seguido el director tras ese esperanzador inicio ha sido bien distinto. Si alguien pensaba que ahora llegaría "El día de la bestia" para consagrarle como digno sucesor del gran director vasco, estaba equivocado. Tras visionar "Matusalén" queda claro que si alguna vez tuvo esa intención, pronto se la quitó de la cabeza.
Y "Matusalén" no es una mala película, para nada. Es una comedia apta para todos los públicos con un guion muy dirigido a aquellos que superan los 40 y todavía creen vivir en los 90. Es simpática, se ve fácil y cumple su objetivo de entretener. Pero no tiene alma. Si no leyera en los créditos que es de David Galán, jamás hubiera pensado en él. Y eso es lo que puedo criticarle, que parece un realizador por encargo con un enfoque puramente comercial. Es bueno que existan trabajadores de industria que se centran en su oficio para dar un servicio, pero si has creado expectativas como David, el regusto es amargo.
"El Alber", el personaje que interpreta Julián López es un rapero de más de 40 años que sigue creyendo que puede triunfar como músico gracias a su look juvenil, su vida adolescente y su talento innato. Lo más interesante es el contrapunto que le ofrece Raúl Cimas como compañero de andanzas en el pasado que se ha convertido en un trabajador "como Dios manda". Ese mensaje, el de continuar con lo que nos ilusionaba a los 20 años o "madurar" para ser una persona respetable y trabajadora que saca adelante su familia, es la moraleja que cada uno debe valorar. ¿Es "El Alber" un nini que con 44 años sigue viviendo con sus padres o una persona que no se ha vendido y sigue peleando por sus sueños?
Todo lo demás son bromas y gags con más o menos gracia, secundarios de lujo que siempre funcionan como Miguel Rellán o Antonio Resines y una subtrama romántica para sacar el lado más tierno y sensible del protagonista. Es efectiva en su propuesta y olvidable en su resultado. Lo habitual en este tipo de comedias.
Su éxito lo marcará la taquilla y si realmente funciona, quizás entonces David Galán pueda sacar adelante su repertorio más original y creativo para volver a presentar una marca distinta y fresca en el cine español.
José Daniel Díaz