A veces lo único que me salva de la caída libre en un pozo sin fondo, es meterme en mi pequeño mundo lleno de palabras, escritas o leídas, y casi mejor éstas últimas. Siempre pienso que los pequeños o grandes demonios que todos llevamos dentro se esfuman cuando uno consigue descubrir qué es lo que le convierte en Ser Humano, y entonces, sin darte cuenta, desaparece todo aquéllo que te hacía encoger el corazón gracias a ese pequeño momento de magia que, dure lo que dure, ha ocurrido sin trucos ni engaños, y te hace sentirte como un niño que descubre el mundo por primera vez.
Hacía tiempo que estaba buscando el momento para leer la novela gráfica "Maus", de Art Spiegelman, que trata de manera dolorosamente realista sobre la trágica historia de sus padres, perseguidos por tener la mala suerte de ser judios durante la Segunda Guerra Mundial, en Polonia.
Quizás todos ya conocemos cuáles fueron las experiencias vividas por millones de personas que estuvieron en la misma situación. Lo sabemos porque hemos visto películas, series, documentales, o hemos leído libros, revistas, etc. Pero seguramente no nos hacemos a la idea de lo que debe ser perder a toda tu familia y saber cuál ha sido su destino. Un destino que esperas todos los días que no te alcance a ti, y rezas como nunca has rezado para que la ruleta del destino no se pare en tu número porque, seguramente, has pensado que tienes todavía algunos planes de futuro en tu vida. Y serías capaz de las más inhumanas acciones para conseguir un minuto más de vida, algo que te quitará el sueño por el resto de tus días y te hará despertarte en mitad de la noche para huir de otra pesadilla más.No, no podemos saberlo. Ni podemos saber cómo puede sobrevivir una persona a todo ese horror sin perder su más genuina esencia de ser humano, la que es clara y transparente como la mente de un niño. No podemos saber qué hace a una persona sobrevivir en la más absoluta oscuridad mientras pierde toda esperanza y hasta desea la muerte.Y al final leí "Maus" de un tirón, no podía dejar de leerla, o de verla, mientras pensaba lo difícil que habría sido para su autor conseguir un premio Pulitzer gracias al dolor de varias generaciones de su misma familia. Tal vez alguien es capaz de sobrevivir a una vida de horrores para poder decirle al futuro que en ciertos caminos oscuros habitan demasiados fantasmas que nos harán tener pesadillas. Unos lo llaman memoria, otros lo llaman Historia, y, se llame como se llame, implica dar la dignidad robada a aquéllos que la perdieron para siempre en mitad de un camino.Pensando en esto, mis fantasmas empequeñecen y llegan a desaparecer mientras esperan otra mejor oportunidad en la que me encuentren desprevenida. Y en estos momentos aprovecho para sacar de mi todo aquello que me convierte en ser humano, lo atesoro y lo conservo en la mejor urna para poder recordarlo cuando mi memoria sea más frágil.Este año ni me atrevo a pensar en la Navidad, ni a escribir sobre ella, se escriben tantas cosas del mismo estilo ahora, que me resulta difícil encontrar algo que no sea lo mismo de siempre. Casi prefiero desear que la memoria nos deje y encontremos los motivos para seguir pensando en la superioridad de nuestra especie.Pero siempre con esperanza, ¡¡qué daño hizo "Qué bello es vivir"¡¡ :))photo credit: Xesc via photopin cc