Max Planck: reaccionario en política, revolucionario en ciencia

Por Ne0bi0 @buenosviajeros

Es precisamente aquel trágico episodio de la vida de Planck el hilo conductor de la biografía ( Biblioteca Buridán) escrita por Brandon R. Brown, un profesor de física de la Universidad de San Francisco, en EEUU, y colaborador de New Scientist, Scientific American y otras revistas de divulgación. Con este recurso evita la trillada secuencia nacimiento/educación/logros/vejez y muerte, al tiempo que inyecta acción trepidante en una existencia transcurrida entre claustros académicos. Asistimos así a los desesperados intentos de un anciano de 86 años por salvar a su hijo ejerciendo la influencia que le daba su condición de tesoro nacional. A lo largo de esas gestiones se intercalan capítulos sobre etapas de la carrera de este científico prusiano, nacionalista y conservador.

El retrato resultante es el de un físico talentoso, sorprendido por las implicaciones de su teoría cuántica y distinguido por una honestidad intelectual que le llevaría a revisar sus ideas si otras mejores las contradecían; un miembro del establishment que hizo suyo el nacionalismo agresivo de la Alemania imperial; que durante la república de Weimar se alineó con la derecha antidemocrática; y que se portó como un leal aunque poco entusiasta súbito del Tercer Reich que finalmente le arrebataría su hijo.

Y es, asimismo, el cuadro de un burgués de su época: un devoto luterano, músico aficionado y hombre de trabajo y de familia, duramente golpeado por las muertes de su primera esposa y sus cuatro hijos. Su nombre saltó a la fama en 1901 al calcular la radiación del cuerpo negro, la que escapa de todos y cada uno de los objetos del universo. Paradójicamente, al postular que la energía se irradia en pequeños paquetes de partículas -los cuantos-, este hombre tan apegado al orden establecido dinamitó junto con Einstein los cimientos de la física clásica, abriendo al estudio los niveles atómicos y subatómicos de la materia.

El relato alcanza su clímax con la ejecución de Erwin, seguida del fallecimiento de Planck en 1947, después de que recibiera el homenaje de sus compatriotas y de sus colegas ingleses, que le invitaron a impartir en Londres una conferencia con motivo del 300 aniversario del nacimiento de Isaac Newton. Honores que se prolongan en todos los manuales de física y química, donde la constante de Planck es una referencia obligada; y en el satélite lanzado en 2009 con su nombre por la Agencia Espacial Europea con la misión de medir las microondas del Big Bang.