Año: 2016ISBN: 978-84-698-2749-9Nº de páginas: 237
Cuando era niña me gustaban mucho los libros de la colección Laurin, así que cuando hace unos días descubrí que Anaya había reeditado cuatro títulos de esta colección en edición facsímil no pude resistirme a hacerme con uno intentando revivir las maravillosas sensaciones de mi infancia.Es así como me he acercado a las historias de Wilhelm Busch, un caricaturista, pintor y poeta alemán cuyas obras han sido traducidas a veintiocho idiomas y que además está considerado el padre del cómic. A pesar de haber leído varios libros de esta colección, este volumen no lo conocía, con lo que adentrarme en las historias que recoge en su interior ha sido todo un descubrimiento además de una grata sorpresa.
Wilhelm Busch
Para aquellos que, como es mi caso,no conozcáis a este autor, os diré que la peculiaridad de sus historias es que están escritas en verso. A mí es lo primero que me sorprendió pues ya he comentado en alguna ocasión que no suelo leer poesía con lo que al abrir el libro y ver su estructura pensé que no me iba a sentir cómoda con su lectura. Sin embargo rápidamente me dejé llevar por el ritmo y la sonoridad de los versos, acercándome a estas historias de una forma diferente a la que suele ser habitual para mí, y disfrutando tanto de las composiciones como de las graciosas historias planteadas por el autor. Además, en este caso no solamente hay que hablar de los versos pues Wilhelm Busch también era ilustrador y así cada uno de los relatos viene acompañado por unas fantásticas ilustraciones obra del autor que se convierten en el complemento perfecto a la lectura, pues van a ampliar información sirviendo para comprender con mayor claridad el mensaje que encierran las estrofas. Como os podéis imaginar, la edición es muy bonita y visual, encontrándonos en cada página los versos combinados con ilustraciones en blanco y negro que nos hacen avanzar con agilidad y dinamismo.Entre las diez historias que presenta este volumen sobresalen tres por ser las más largas y también famosas del autor: Max y Moritz, Hans Patachula, el cuervo de la desgracia y Plisch y Plum. "Max y Moritz" es el primer gran éxito de Wilhelm Busch y también el relato que abre este tomo, presentándose dividido en un total de siete travesuras más un prólogo y epílogo final. Una estructura similar presenta "Plisch y Plum", la historia con la que se cierra el libro que viene también dividida en ocho partes, siendo de esta manera ambos los relatos más largos que encontramos en el tomo.Max y Moritz
"Max y Moritz" son dos traviesos chiquillos y lo que el autor nos va narrando a través de los versos y las ilustraciones son las distintas trastadas y travesuras que los niños hacen a los vecinos del pueblo en el que residen, hasta llegar al desenlace final en el que recibirán el merecido y sorprendente castigo. Y digo sorprendente porque a mí me llamó mucho la atención en un primer momento, más teniendo en cuenta que era un libro infantil, pero es aquí donde entra en juego la importancia de las ilustraciones, que nos ayudarán a ver el matiz que tiene este final. El apéndice final nos cuenta que a pesar del éxito de Max y Moritz, su aparición fue recibida con gran escándalo, siendo considerado en la época como un libro peligroso de cuyos daños había que prevenir pues hacía que la juventud del momento fuese rebelde, indiscreta y frívola.