La editorial
El autor de la novelaHenry Cauvain(1847-1899) llevó una doble vida como alto funcionario y escritor. Su carrera como novelista comenzó con la obra que nos ocupa,«Maximilien Heller», publicada por primera vez en 1871, novela que obtuvo un éxito considerable y fue reimpresa repetidamente en años posteriores.Seguidamente publicó una serie de novelas históricas entre las que destacan «Le chariot d'or» (1875), «Le Roi de Gand» (1877) y «Le Grand Vaincu» (1883); y escribió, así mismo, otras novelas de misterio entre las que podemos destacar «Un cas de folie» (1882) y «La Main sanglante» (1886).Cauvain también colaboró con varios periódicos a lo largo de su vida, aunque su actividad principal siempre fue la de alto funcionario de Hacienda, carrera que concluyó como tesorero general en Annecy y Evreux. Murió en Lausana en 1899, a los 52 años.La novela
1.- La introducción del lenguaje vulgar como elemento caracterizador de personajes de clase humilde:
“Vengo d’un pueblecito, puén preguntar allí…¡Soy un hombre honrao! Mi pobre madre es mu’anciana…, vine a París pá’ganar un poco de dinero, porque ella está enferma y no pué trabajar” (pág. 36), dice el sirviente Louis Guérin a la policía ante la acusación de asesinato de que es objeto.2.- El empleo deliberado de un léxico crudo y desagradable pese a su cientifismo:
“Las incisiones en el cadáver se habían practicado siguiendo todas las pautas de la ciencia; los intestinos y las vísceras del difunto se encontraban en recipientes independientes” (pág. 54)Es una novela de investigación, una novela negra con mucho contacto con la novela gótica. El rasgo de realismo social crítico característico de la novela negra actual está ya muy presente en el relato de Henry Cauvain:
“No, no es el amor a la humanidad lo que me mueve; al contrario, intento demostrarle a la sociedad todo el vicio de su estructura” (pág. 46)Desde un punto de vista estructural estamos ante una novela distribuida en dos partes y un epílogo. Las dos partes tienen un número similar de capítulos poco extensos (17 y 14, respectivamente) y en ambas se hace uso de la primera persona narrativa; sin embargo el personaje que se halla tras este "yo" relator cambia de una a otra parte, siendo el Dr. Jules H. en la primera y el propio Maximilien H. en la segunda, si bien en este caso se realiza a través de las cartas que puntualmente le envía a su amigo el doctor. En el Epílogo vuelve a retomar la narración el doctor Jules quien en compañía de Maximilien resuelve al lector los cabos sueltos que pudieran quedar.
La duración de la historia es en total de unos siete meses, aunque también aquí cabe hacer la consideración de que mientras la resolución de la investigación detectivesca propiamente dicha dura algo menos de cuatro meses, la historia relatada abarca en total un período de siete meses, del día 3 de enero de 1846 a finales del mes de julio de ese mismo año.
El autor, Henry Cauvain, introduce en esta novela elementos culturalistas diversos. Así en ocasiones para describir alguna acción de su héroe recurre a personajes literarios: “Y cubriéndose con su larga capa oscura, Maximilien abandonó la habitación con la misma arrogancia de don Quijote desafiando a los molinos de viento”, (pág. 40). “Mientras estaba sumido en mis meditaciones, encaramado sobre mi árbol como un nuevo Robinson” (pág. 143).
Por último en cuanto a elementos de estilo me ha llamado la atención en esta novela la utilización de signos taquigráficos codificados ajenos a la escritura corriente así como la inclusión de noticias periodísticas como un elemento más dentro de la narración. Ambos recursos me parecen de una gran modernidad.
¿Precedente de las novelas de Conan Doyle?Lo más sugerente de este relato detectivesco centrado en la resolución de unos asesinatos aparece al observar el año de publicación, 1871, dieciséis años antes de que apareciese en Londres el primer título de la serie Sherlock Holmes escrito por Conan Doyle. Existen más que lógicas certidumbres sobre que en la visita que Sir Arthur Conan realizó a París en 1876 para visitar a su tío abuelo y padrino leyera el título de Henry Cauvain que justamente el año anterior había sido nuevamente reeditado.
Las semejanzas entre los personajes protagonistas de estos relatos son evidentes: Los dos vierten en sus investigaciones fuertes dosis de reflexiones filosóficas, los dos se apoyan en un ayudante de profesión doctor (el Dr Jules / el Dr. Watson), ambos tienen en otro doctor su antagonista (el Dr. Moriarty en Sherlock Holmes y el Dr. Wickson en Maximilien Heller), ambos detectives privados son adictos a las drogas y también los dos son expertos en el arte de la simulación y el disfraz. Desde luego no se puede decir que no haya fuertes similitudes entre estos dos héroes novelescos; ahora bien ninguna certeza, aunque sí muchas certidumbres sobre que el detective de Baker Street esté inspirado en el lánguido abogado Heller.
Booktrailer de «Maximilien Heller», de Henry Cauvain