Un tuit cafetero me salió del alma hace unos minutos: «A máximos histéricos; a eso nos lleva la nefasta y caníbal reforma laboral». 5.778.100 parados, una tasa de paro del 25%, caída generalizada del Ibex y prima de riesgo otra vez por encima de los 400 puntos son motivos suficientes para insistir en que el poder reinante se está equivocando, que la manida «hoja de ruta» que nos imponen desde la desunión europea es sencillamente suicida. Que la gente de a pie está pagando los excesos de una banca depredadora que sigue gestionada por los mismos que nos llevaron a semejante agujero. Que 1,7 millones de familias españolas tienen a todos sus miembros sin recibir ingreso alguno (tremendo). Que la pobreza se expande como la pólvora, tanto como la mediocridad política. Que somos campeones de Europa de paro con la vergüenza de llevarnos el cetro mundial si seguimos a este ritmo. Que el esfuerzo colectivo por los recortes no redundará en la gente de abajo sino todo lo contrario. Que la clase media no interesa que siga siendo media. Que baje ya. Que tardaremos años en remontar el vuelo mientras cierran miles de empresas y delante de nuestras narices se pasean bonos e indemnizaciones millonarias de los jetas de siempre.
Viene un otoño-invierno muy oscuro con poca luz solar, muy poca luz anímica y muchas manos vacías por culpa de los que no paran de llenar las suyas. Necesitaba gritarlo. Con coraje.
Retomo el blog, con entradas muy directas. Creo que la conversación debe volver a los blogs.
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