Le llamaron hombre de color, después negro. Le dieron un nombre legal para que pudiera mendigar desde el inicio de su vida. Eres negro como la tierra que ha dado luz a las naciones. El color de la piel, el peinado, el vestido, los elementos que le adornan; las sospechas en las miradas: pertenece al suburbio, al mundo de la marginalidad, de la cárcel, de los tugurios, el chute, los cubos de basura donde mueren los luchadores y se olvidan los héroes ausentes. Eres negro, no puedes quedarte quieto, debes pagar el alquiler, debes comprar comida, debes encontrar un trabajo del que te echarán como te echaron del anterior en el que te explotaban como te explotaron siempre. Eres negro, arrastras los grilletes de la esclavitud y el racismo; cargas con la culpa de estar vivo para contarlo. Tienes miedo, acumulas rabia tanta como hambre, se te ha olvidado sonreír escuchando las voces extrañas. Mantener en la mente siempre volver a levantarse, que la vida no te asuste en absoluto. Nadie puede pelear tu libertad mejor de lo que tú puedes. El sueño de que algún día dejarán de perseguirte se cumplirá lentamente.
Hojas de otoño, atardeceres rojizos, tragos cálidos de fino brandy. Habitaciones antiguas donde los recuerdos reposan. Se consume el fuego a sí mismo. Bisutería de besos robados, ritual que deja el alma hecha jirones y el corazón roto en pedazos. Mentir con fría máscara, esconder la mirada a la fuerza de las sabias y tristes decisiones. El verdadero amor se marchita. El tiempo en el que temblaba por ella ya ha pasado. Ha terminado la carrera de la felicidad, el dolor entra y desvalija en un tardío amanecer de otoño. La muerte es interior, el infierno es interior, el amor es interior. El corazón queda solitario, la cama bosteza bajo el peso de los seres ausentes. El mundo se desploma, odia perder algo insignificante cuanto más perder el amor que rompe el corazón sin saber cual es el motivo. El motivo es irse, no permanecer. ¿Hacia dónde vas?, ¡ven a quererme!, ¡quiéreme!, nadie, absolutamente nadie, debe sobrevivir aquí solo. Haz un hueco para que pueda quererte y guiarte más allá de la poesía. Amar por encima del capricho del tiempo. El amor es un grito de angustia, una puerta que lleva a un mundo de dudas.
Se desgasta el telón de la juventud, se van cumpliendo años furtivamente. La fría derrota se adentra en las líneas del rostro. Se va notando la llegada de la vejez, el agotamiento de los pequeños problemas cotidianos, el cansancio de luchar por convertir las pesadillas en sueños. Se han terminado los días dorados y las noches claras. El alma sólo quiere amor, buscar a alguien de quien cuidar, enamorarse para siempre dos veces al año o más, hasta que aparezca la promesa de un amanecer. La vida es una gran broma, una carcajada que se atraganta, un baile, una canción, un misterioso blues triste (como son todos los blues, tristes), y dulce como el descanso tras el trabajo bien hecho. Nacemos para trabajar pero no para ser esclavos.