Se trata de dos personajes frustrados. Dos individuos que acapararon mucho poder y que no supieron resolver sus problemas. Fallaron, son grandes fracasados.
Tanto el actual portavoz pepero en Europa como el expresidente colombiano tienen algo en común: su fracaso por acabar con el terrorismo. Y eso les puede y les hace actuar con malas artes, con rencor y con malicia.
Mayor Oreja, fue el ministro del Interior que más se aproximó a ETA, fue capaz de acercar presos y de proclamar una ley por la que los presos enfermos (lo hizo por los de ETA) podían salir de la cárcel si su enfermedad era grave e irreversible.
Uribe, cuando fue presidente, tuvo como objetivo principal acabar con la guerrilla de los FARC. Para ello, hizo tratos con los EE.UU., apoyó a paramilitares e hizo de la aniquilación de la guerrilla, la prioridad del país y de su ejército. Sin importarle las artes que empleara, aunque algunas estuvieran fuera de la ley.
Hoy, Oreja, ve que ETA se está esfumando, que queda el último paso. Y que nunca se ha estado tan cerca de la paz y tan lejos del terrorismo como ahora. Sin embargo, no puede resistir que no haya sido él, quien acabó con ETA. Él, que se reunió con etarras, él, que acercó presos e hizo leyes que favorecieran las condiciones de los presos etarras. Hoy, es incapaz de reconocer la realidad. No quiere que nadie acabe con ETA. Si él no pudo, ¿por qué puede hacerlo otro? De ahí su enfrentamiento con el ministro del Interior actual, Jorge Fernández, aunque sea también de su partido.
A Uribe le pasa lo mismo. Después de ver frustrarse todos sus intentos de acabar por la fuerza con las FARC, resulta que ve que su sucesor, Santos, ha sido capaz de constituir una mesa para la paz donde se negociará el final del terrorismo. Y eso para él es demasiado, no puede entenderlo. Dice que es una concesión, una bofetada a la democracia, pero lo que hay es la inmensa frustración de no haber sido él, quien pudiera acabar con esa guerrilla.
Oreja, en su perversidad, se ha aliado con las víctimas. Y sabe que es el apoyo que tiene, porque las víctimas son las únicas personas que pueden permitirse anteponer la venganza a la justicia. Porque han sido heridas en primera persona. Sin embargo, él, es un desvergonzado incapaz de reconocer que no ha habido nadie que haya cedido tanto, como él, ante los terroristas, y, por el contrario, se echa al cuello del ministro actual, que lo único que ha hecho es tomar una decisión política inteligente y humana. La excarcelación de Bolinaga por su enfermedad irreversible. Pero él, no está por la labor de que acabe ETA.
Uribe y Mayor Oreja no hacen sino poner palos en las ruedas de la paz, anteponiendo su odio y su rencor a lo que sus países necesitan.
Por cierto, quisiera hacer una crítica al gobierno pepero. Tanto el ministro del Interior, Fernández, como el de Justicia, Gallardón (aunque éste ahora da la razón al fiscal que ha recurrido, como siempre trata de nadar y guardar la ropa), hablan de que no había otra posible decisión. Eso es mentira. Podían haber optado por dejar a Bolinaga en la cárcel. No quieren reconocer que es una decisión política, a mi modo de ver acertada. Todo porque cuando estuvieron en la oposición, no hicieron sino bombardear las decisiones que tomara el gobierno anterior. Y hoy, les cuesta reconocer que están siguiendo la misma línea.
Mayor Oreja y Uribe son dos viejas glorias, todavía con cierto poder, pero cada vez más caducas y trasnochadas. Esperemos que ETA anuncie el desmantelamiento de la banda y que las conversaciones de paz de Santos y las FARC en La Habana lleguen a buen puerto. Entonces, a estos dos personajillos sólo les quedará darse cabezazos en la pared y llorar de rabia porque su única razón de existir políticamente –el terrorismo— habrá desaparecido. ¡Ojalá!
Salud y República
P.D. Podría hablar también de Espe Aguirre que se ha aliado con Mayor Oreja en contra de su gobierno pepero. Pero ésta tiene una razón muy distinta. Le importa un pito ETA, ella va a por Rajoy, porque nunca ha dejado de aspirar a lo máximo.