SIEMPRE HAY UNA FORMA DE SER SINCERO SIN SER BRUTAL.A. Dobrin
Existe un estereotipo instalado de que las personas mayores reciben más de lo que aportan y se concreta en que disponen de transportes gratuitos, viajes del Inserso baratos, medicamantos gratis o que cobran una pensión sin dar un palo al agua. Se tratan, todos ellos, de criterios evaluables numéricamante y que formarían parte del debe si no fuera porque gran parte de ello, ya lo adelantaron con anterioridad.
En realidad nuestros mayores conforman un “ejército invisible” que con sus acciones, además de vertebrar la sociedad, sustenta con sus actos labores que de no ser realizadas por ellos colapsarían el sistema. De hecho, una mayoría de ellos cuidan de sus nietos, mantiene a hijos adultos y en edad de trabajar o ayudan a la economía de sus bástagos ya emancipados. Lejos de constituir un problema ellos son una gran solución por cuanto acometen labores subsidiarias que facilitan el acomodo social de sus seres queridos y, a la vez, constituyen un bálsamo para las cuentas públicas.
Nuestros mayores son más longevos y se debe a que mantienen unos hábitos de vida saludables. Gran parte de ellos viven cerca de sus hijos, lo hacen en pareja, mantienen relaciones sociales, hacen gimnasia de forma habitual y la inmensa mayoría son autónomos. Por contra, tienen problemas de barreras arquitectónicas y de soledad. Pero llegado el caso prefieren permanecer en casa con ayuda, a desplazarse a una residencia. En definitiva: se hallan mejor preparados que sus antecesores y conocen perfectamente lo que se espera de ellos.
Hablar de “jubilados de oro” con las pensiones medias (entre 600 y 900 euros mensuales) que tiene este país constituye una falacia cuando, en numerosas ocasiones, gran parte de este capital sirve para socorrer a familiares en apuros. Por otra parte, generalmente llegan a la ancianidad avalando con su patrimonio las hipotecas, ya de por sí gravosas, de sus hijos. Nuestros mayores, al contrario que muchos de sus homónimos europeos, no veranean en Mallorca ni disponen de una segunda vivienda. Su quehacer es estar en el tajo ofreciendo una magnífica y discreta solución a los grandes problemas que tiene este país.