¡¡Me aburro!! ¿Cuántas veces hemos escuchado esta frase? Y es que hoy en día los niños están acostumbrados a hacer cosas permanentemente y tener su tiempo organizado, incluso los fines de semana. Vivimos en una sociedad “hiperactiva”, donde en muchas ocasiones, los padres se convierten en animadores socioculturales. Si lo pensamos detenidamente, ¿cuánto tiempo libre tienen los niños? Tiempo libre en el que no sean dirigidos por un adulto, sin prisa y con calma. Realmente, muy poco. Hoy en día, les decimos a qué tienen que jugar, qué actividad realizar o les damos dispositivos electrónicos para que se entretengan.
Debemos retirarnos y ofrecer la experiencia del aburrimiento, siendo ellos quienes decidan qué hacer en ese tiempo. ¿Por qué? Porque el aburrimiento les llevará a explorar nuevos mundos, a potenciar la imaginación y la creatividad y a fomentar su faceta artística e investigadora. Además, es imprescindible para el crecimiento personal, para desarrollar la capacidad de espera, la autorregulación, la búsqueda de soluciones, la autonomía personal, la paciencia, la autoestima y la tolerancia a la frustración. Les permite reflexionar y conectar consigo mismos, con sus emociones, sus deseos y su mundo interior, potenciando el pensamiento crítico, la tolerancia y el altruismo.
Cuando diga que se aburre, hay que acompañarle para que aprenda a gestionar mejor la situación. Hay que escucharle y legitimar cómo se siente. Empatizar diciéndole que no es agradable aburrirse y que a nosotros nos pasa lo mismo, es la base para construir una conversación que le ayude a entender que hay momentos en los que existe el aburrimiento y que tiene que buscar alternativas y divertirse solo.
Podemos ayudar ofreciéndole alternativas a las pantallas y motivarle a que busque actividades. Hacer juntos un “bote de ideas” donde apunte en un papel actividades que le gustaría hacer y pueda usar en esos momentos de “aburrimiento”. Por ejemplo, ser director de cine, pintor, hacer una exposición de esculturas, una búsqueda del tesoro, crear una cápsula del tiempo, escribir un cuento, … Explicarle que cuando se aburra, coja un papelito, coja el material que necesite, y haga la actividad.
Es importante dejar espacios libres para el aburrimiento positivo, actuar como modelos y preparar el ambiente con material necesario para poder despertar la creatividad e imaginación.
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