Las rabietas son comportamientos alterados e indeseables o arrebatos emocionales exhibidos en respuesta a deseos o necesidades insatisfechas. También se pueden referir a la incapacidad para controlar las emociones debido a la frustración o a la dificultad para expresar una necesidad o deseo particular.
Son comportamientos naturales durante el desarrollo de la primera infancia. Los niños tienen una tendencia normal y natural a afirmar su independencia a medida que aprenden que son seres aparte de sus padres. Este deseo de control a menudo se manifiesta diciendo "no" frecuentemente y teniendo rabietas que se combinan con el hecho de que el niño puede no tener el vocabulario para expresar adecuadamente sus sentimientos.
Las rabietas finalmente son un comportamiento para llamar la atención. Una estrategia para minimizar la duración y severidad de la rabieta es ignorar el comportamiento. En tanto el niño esté seguro y no esté siendo destructivo, hecho de alejarse caminando hasta otro cuarto en la casa puede acortar el episodio debido a que ahora el drama no tiene ningún público. Algunas veces, el niño lo seguirá y continuará con la rabieta. No hable ni reaccione hasta que el comportamiento cese. Luego, serenamente discuta el asunto y ofrezca alternativas aceptables sin ceder ante su demanda.
Las rabietas generalmente comienzan entre las edad de 12 a 18 meses, empeoran entre los 2 y 3 años, luego disminuyen rápidamente hasta la edad de 4 años, después de lo cual casi no se deben volver a presentar. El hecho de estar cansado, hambriento o enfermo puede hacer que las rabietas empeoren o se vuelvan más frecuentes.