Revista Cine

Me cago en Godard: El cine de palomitas es el único bueno

Publicado el 09 abril 2021 por La Henryteca @LaHenryteca
Por Jose Antonio López.

El libro más reciente de ensayo sobre cine que podemos encontrar en las grandes cadenas de distribución del mercado editorial es Me cago en Godard! Por qué deberías adorar el cine americano (y desconfiar del cine de autor) si eres culto y progre, explícito título con el que el periodista de La Vanguardia Pedro Vallín resucita, o intenta resucitar, la vieja guerra política entre el cine de Hollywood y el europeo, exponiendo que el cine norteamericano es de izquierdas y el europeo de derechas, en contra de la idea defendida por la crítica cinematográfica de inspiración marxista, que el autor considera hegemónica, y que reverenciaría al cine francés condenando al cine norteamericano más popular bajo la acusación de conservador, neoliberal e imperialista.Me cago en Godard: El cine de palomitas es el único buenoHay varios problemas con este ensayo, siendo el primero y el principal su falta de necesidad. Que la crítica sobrevalora el cine francés e infravalora las grandes producciones de Hollywood es, al igual que decir que el cine español solo sabe hacer películas sobre la guerra civil, un cliché rancio tan extendido entre las redes sociales como carente de fundamento. Efectivamente los progres de finales de los 70 demonizaban Star wars o Fiebre del sábado noche, considerándolas productos de embrutecimiento para alienar a un proletariado sin conciencia de clase, mientras adoraban las películas sobre burgueses ociosos y neuróticos de Bergman o de Visconti, pero una crítica escrita en esos términos hoy en día provocaría risa, estupefacción, o tal vez ternura condencesdiente en el mejor de los casos.Aunque leyendo Me cago en Godard parezca que seguimos en 1979, en las últimas 4 décadas han pasado muchas cosas en el mundo de la crítica de cine: el señor Godard, que el libro presenta como el gurú de la intelectualidad, es hoy en día alguien irrelevante y dudaríamos si su filmografía de los últimos 30 años existe o no de no ser por la IMDB. Por otra parte, desde más o menos el año 2000 los críticos que no se han quedado anclados en el pasado siguen teorías  deconstructivas según las cuales lo importante no es la ideología del autor ni el supuesto mensaje que este pretende transmitir sino la apropiación y reinterpretación de sus películas por parte del público. Y, sobre todo, durante ese tiempo los amantes del cine americano que desprecian el cine francés se han convertido en una corriente muy potente entre la crítica y claramente hegemónica en las redes sociales.Por otra parte, la crítica ideológica, aunque ha resurgido y vivido un boom en la última década, ya no sigue en absoluto el marxismo tradicional sino las políticas identitarias, dominadas por la teoría de género. Hoy en día ya no es relevante si Tarantino es pro o anti imperialismo americano, sino si es machista o feminista, y como trata a las personas racializadas y LGTBI. Y la pólvora que el libro cree estar inventando al afirmar que Hollywood hace propaganda de izquierdas coincide con lo que lleva ya diciendo desde comienzos de este siglo la nueva derecha ultraliberal; personajes como Trump o Santiago Abascal estarán encantados y agradecidos con buena parte del contenido de este ensayo, que surte de abundante munición su discurso, por lo que es probable que a su autor el tiro le haya salido por la culata.Aparte de que este ensayo llegue 40 años tarde y a estas alturas de la película, nunca mejor dicho, defender el cine de Hollywood no tenga nada de nuevo, de valiente ni de alternativo, tampoco se entiende la necesidad de denigrar a otro tipo de cine para elogiar el americano. Sobre todo si la descalificación no se basa en nada sólido sino en recurrir una y otra vez a la falacia ad hominem, decir porque sí que si es europeo es malo y de derechas, y si es americano es bueno y de izquierdas, y al sesgo de confirmación, es decir, establecer una tesis, poner los ejemplos que la confirmen como la norma y los que la desmientan como la excepción. Afirmar alegremente que la comedia europea actual sigue los valores y el discurso de la extrema derecha, sin ni siquiera molestarse en dar ninguna explicación, es especialmente injusto y grave. Y, para más inri, redactado en un estilo viejoven que mezcla términos muy pedantes con otros vulgares generando una cacofonía.Por ver algo positivo en el libro, lleva a cabo un análisis entre la política y la sociología de algunos géneros, como el cine negro o el western, con algún que otro punto de interés, y critica con bastante razón la preferencia de los intelectuales por las obras graves y tristes y su desdén por la alegría y el happy end, aunque este sea el final lógico de la mayoría de las narraciones. También resulta interesante el libro por otra cosa, aunque ya muy alejada de la intención del autor: demuestra que las lecturas políticas categóricas, reduccionistas y absolutas aplicadas al cine, como la afirmación de que el cine de Hollywood es de izquierdas o de derechas, son sofismas: es igual de sesgado defender una idea que la contraria.Asimismo, lo que el libro toma como virtudes o defectos no son más que características de dos tipos de cine que, quiero pensar al menos, la mayoría de la cinefilia sensata tiene claro que no son antagónicos sino que se complementan. Criticar que el cine europeo no sirva como termómetro de la sociedad de cada momento es igual de absurdo que criticar que el cine comercial esté demasiado pendiente de la actualidad: debe estarlo para poder ser masivo y solo el cine independiente puede permitirse, por su menor coste, tener menos público y plantear temas minoritarios. Uno y otro planteamiento tienen ventajas e inconvenientes.Me cago en Godard es tendencioso, sesgado, anacrónico, se basa en una dicotomía falsa y ya superada, como es tener que elegir entre cine norteamericano y europeo, y reproduce un discurso prácticamente dominante hoy en día vendiéndolo como audaz y alternativo. Se parece al amigo progre pesado que, desde su superioridad cultural y moral, da lecciones sobre lo que es la auténtica izquierda mientras compra en Amazon, encarga comida a domicilio que le traen a casa falsos autónomos en bicicleta, y va de aliado feminista para intentar ligar.   

  • [message]
    • ##check## Lo bueno
      • Su repaso desde una óptica sociopolítica al género negro y al western.
        Defender que el cine popular no es necesariamente conformista ni el cine triste es siempre más profundo.
    • ##times## Lo malo
      • El estilo viejoven en el que está redactado, con términos muy pedantes al lado de otros vulgares y fuera de tono.
        Intentar resucitar un enfrentamiento anacrónico y superado entre el cine de Hollywood y el cine de autor europeo.
        Venderse como supuestamente irreverente cuando su tesis va en la línea del pensamiento dominante en la actualidad. Lo valiente hoy en día sería cargar contra las políticas identitarias.


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