Por si no lo saben, a estas horas, volvemos a estar participando en una guerra. Nuestro ardor guerrero está siempre listo para participar, cual cruzados, por defender los derechos humanos. Pero no de todos los humanos, no se confundan, que así en genérico puede ser incluso bonito.
Que Gadafi es un dictador asesino lo sabíamos desde hace décadas. Lo que pasa que en la política unos mantenemos la coherencia siempre y otros van cambiando su ideología y su posición según venga el viento de los intereses geoestratégicos a la par que los maletines de las comisiones en dinero negro.
En diciembre de 2.007, Gadafi visitó España e hizo cuantiosos negocios que fueron bien recibidos por aquellos que hoy claman a favor de los derechos de los líbios. Sin ir más lejos, España vendió armas al asesino por valor de 1.500 millones de euros. Por supuesto, las armas que vende nuestra pacifista ministra y nuestro presidente no son para matar, ya que las que nosotros vendemos a las dictaduras siempre son para promover los derechos humanos y los valores de la democracia. El hecho de que Libia fuera una dictadura sangrienta no fue impedimento para hacer negocios con Gadafi. No lo es con ninguna de las dictaduras de este planeta, con las que ESTE gobierno mantiene unas relaciones excelentes.
Esta hipocresía no es patrimonio español, conste. Los Mirage F1 con los que Gadafi masacra a sus ciudadanos no se construyen en Trípoli sino en suelo francés. Y seguramente los tanques que hoy destruye la aviación de Sarkozy, se los vendió Angela Merkel.
Que nadie se confuna. No defiendo a Gadafi. Siempre he denunciado al sátrapa de la jaima. Denuncio la caradura de todos estos vendepatrias que nos gobiernan, que con su hipocresía se ponen a la altura de los tiranos.
Hablamos en altas tribunas vacuas palabras mientras nuestros agentes comerciales venden nuestro stock de miseria en mercados de la guerra.
¿Quieren conocer a Gadafi? A ese que un día le llamaban terrorista hasta que comprobamos lo barato de su petroleo y lo bueno de su gas… aquí unos datos.
Si. Le llaman realpolitik, pero yo estoy hasta el cogote de los hipócritas, así que para cínicos hijos de puta ya me pongo a Nicholas Cage en Lord of war.
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