Me deseó felices sueños. Massimo Gramellini

Publicado el 17 abril 2013 por Carmina
He comentado en muchas ocasiones que los libros llegan a mí de la forma más variopinta posible, algunos los descubro entre las estanterias de las librerias y llaman mi atención por su colorida portada, otros los encuentro machaconamente en los distintos blogs que suelo visitar, los hay que los recomiendan en radio y ya no me los puedo quitar de la cabeza, y otros los menos, van calando poco a poco, la portada te parece agradable, la sinopsis te atrae, lo ves en la libreria y te los encuentras en radio, prensa especializada y hasta en televisión.
Me deseó felices sueños pertenece a este último supuesto, el titulo me perseguía, la portada llamó mi atención, claro que lo hizo, el muñeco como modelado en plastelina y ese globo que no lograba alcanzar desbocó mi imaginación. Luego la contraportada del libro es sugerente, muy sugerente, tanto que te mete el libro en el subconsciente sin que seas capaz de darte cuenta hasta que lo vas viendo en tantos sitios que ya no lo puedes olvidar. Pero quizás el desencadenante para que decidiera hacerme con un ejemplar y dedicarle mi tiempo a pesar de que ya se avisa que no es una lectura placentera si no más bien dolorosa fue una entrevista que leí en la revista Qué leer, al leer las reflexiones del autor y sobre todo las respuestas supe que lo leería más pronto que tarde.
Quizás me equivoqué en algo, y es que al ser un libro más bien corto, fue mi lectura viajera en el mes de enero y no considero que sea una historia para leer en transporte público, hay que dedicarle tiempo y sobre todo hay que darte algún respiro durante la lectura, porque como dice Luciana Littizzetto es "Un libro brutal, que te rompe el corazón". Recomiendo no leerlo cuando el lector se encuentre de bajón anímico porque puede afectarle seriamente.
A pesar de todos los peros a mi el libro me gustó, me dolió y disfruté de la prosa del autor y de las reflexiones en las que muchas veces vi reflejados algunos estados anímicos por los que he pasado, y por ello dejé de pensar que pudiera ser un bicho raro...
El autor
Massimo Gramellini nació en Turín en 1960. Es periodista y ha trabajado como corresponsal y en La última frase de los cuentos es la primera de las dos novelas que ha escrito hasta el momento y la primera traducida al español.diversos periódicos y revistas. Ha publicado varios libros sobre sociedad y política italianas. En ficción,
Actualmente escribe en la Stampa de la cual es subdirector. Me deseo felices sueños es una novela sobre su experiencia personal y se ha convertido en un fenomeno editorial por la recomendación entre lectores.
Argumento
Como es un libro de sentimientos, los de un niño que ha perdido a su madre y no ha sabido canalizar esa pérdida es complicado exponer un argumento por eso os voy a dejar la que la editorial nos cuenta en la contraportada sobre el libro y que a mi me hizo desearlo por encima de cualquier otra cosa.
Esta es la historia de un secreto guardado celosamente durante más de cuarenta años.
Está dedicada a todos aquelllos que han perdido algo esencial en sus vidas _ un amor, un trabajo, un tesoro_ y que, sin querere asumir la verdad y tratando de esquivarla, se han perdido también a sí mismos.
Como le ocurrió al protagonista de esta novela, Massimo, un niño de nueve años, un adulto después, que anda de puntillas por la vida, con la cabeza baja, porque tanto la tierra como el cielo le asustan, y que debe aprender a afrontar un gran dolor y a vencer el miedo a vivir.
Me deseó felices sueños relata con verdadera pasión y deliciosa ironía la lucha constante de sus protagonista contra la soledad y contra la impostura, en el convencimiento de que al final se halla la conquista del amor y de una vida plena, la posibilidad de vivir con los pies afirmados a la tierra y los ojos valientemente dirigidos al cielo.
Impresiones
Quizás porque me identifico con el autor, en el sentido de necesitar poner las cosas por escrito para conjurar fantasmas y minimizar problemas, entiendo la necesidad que ha tenido de poner por escrito esta parte de su vida, de compartirla con los lectores para cerrar heridas, ventilar rincones y zurcir los jirones del alma. Y es que al poner por escrito las cosas podemos verlas desde otro punto de vista, como si fueramos los terceros en una ecuación y al tomar distancia somos capaces de tomar verdadera conciencia de lo que nos afecta.
Quién nos cuenta la historia es Massimo, un hombre que roza la cincuentena, y que ha tenido que esperar cuarenta años para poder comprender porque su madre se fue una madrugada cuando tenía nueve años. No quiero decir que sea previsible la historia porque no lo es en absoluto, pero yo la vi venir desde el principio y quizás por ello la viví con el corazón atenazado.
Con una prosa sencilla que rehuye los sentimentalismos Massimo nos presenta a ese niño que fue, a ese pequeño que una buena mañana encontró que su madre lo había dejado, sin despedirse, sin explicaciones, un niño que ya venía sufriendo las ausencias a causa de la enfermedad que invadía su cuerpo, un niño que se quedó por decisión de su padre sin referencias femeninas en su vida y que fue buscando por todos los rincones ese tesoro perdido.
Ante un padre hundido que no sabe como afrontar la situación y que guarda silencio, Massimo intenta formular preguntas, algunas tan profundas que te hacen soltar una lagrimilla, porque ante la soledad que vive día a día, el pequeño le pregunta a su padre que es peor, perder una esposa o perder una madre... si la pregunta del niño te hace pensar, porque sí, a esa altura del camino hice un receso, la respuesta del padre te parece cabal a más no poder, es más duro perder una madre porque una esposa se puede sustituir, pero una madre no.
Massimo se niega a afrontar la perdida de su mayor tesoro e inventa una vida en la que su madre sigue con él pero ausente, acompañamos al niño en su día a día, nos mimetizamos con él a la puerta del colegio cuando siente su pérdida más que nunca, porque su mamá nunca va a recogerlo, nos agazapamos en un rincón para ser testigos de su desolación y como él se siente inferior por ese motivo. Una sensación que no perderá en ningún momento de su vida y que marcará su carácter y sobre todo su forma de relacionarse con las  mujeres.
El padre de Massimo un hombre práctico, no supo o no quiso darle ninguna referencia femenina, las que había hasta ese momento, desaparecieron con la muerte de su madre sin que nadie fuera capaz de explicar porque, y la única que un día le proporcionó fue un ama que se ocupaba de la intendencia de la casa pero tan incapaz de amar que no le procuraba ningún consuelo.
Nos encontramos ante un viaje por los sentimientos y los diferentes estadios que va pasando Massimo, desde la infancia, la adolescencia, la juventud, hasta la madurez en la que a la muerte de su padre recupera la relación con su Madrina, y esta le descubre el secreto que guardó su padre incluso en su lecho de muerte. Un secreto que yo supe entrever, pero que seguro que deja helado a quién no lo haya visto venir.
El Massimo que escribe el libro, debe ser un hombre que ha podido cerrar puertas y ventanas, que ha podido dejar descansar los recuerdos y que seguramente habrá dejado de mirar al suelo por sentirse inferior, sin embargo yo me quedo con ese Massimo niño, con ese pequeño que se hace preguntas que no obtienen respuesta, con ese adolescente que se aisla e intenta contrariar a su padre, con ese joven que no sabe que camino seguir, y con ese adulto que al final encuentra el amor de su vida, una mujer a la que si es capaz de abrirle el corazón y que le anima a que conjure de una vez por todas sus fantasmas para poder escribir una página nueva.
El libro esta escrito con sencillez y quizás por ello somos capaces de meternos profundamente en su interior y también por ese motivo  nos puede afectar en mayor o menor medida, contiene en ocasiones unas reflexiones brillantes y una prosa cuidada que no pretende infundirnos pena, si no más bien contar las cosas tal y como las vivió y la angustia que le provocaron.
Tengo claro que no es un libro para todos los lectores, es un testimonio más que una novela, es una vida hecha jirones que se va desarrollando ante nuestros ojos, de ahí la cercanía que percibimos con el autor, por un momento perdemos la perspectiva y nos parece estar en el salon de casa, sentados comodamente en el sofá mientras compartimos un café con Massimo, que nos hace confidencias entre susurros, porque es una historia privada que sólo nosotros somos dignos de compartir.
No voy a negar que sea duro de leer porque si llegamos a empatizar con el niño, cosa que creo que sea imposible no hacer, nos va dejando un poso de tristeza en el alma, y el desenlace es un golpe de efecto que Massimo sin duda ha sabido utilizar en el momento adecuado.
Conclusión
Te animo a buscar el momento adecuado para sumergirte en sus líneas, siempre he pensado que cada libro requiere un estado de ánimo concreto, con este creo que es incluso imprescindible encontrarse bien y que ninguna nube enturbie nuestros pensamientos.