Me encanta observarte mientras creces. Ver cómo un día a penas llegas con la punta de tus deditos a la encimera de la cocina y al poco tiempo ya puedes coger todo aquello que esté a menos de diez cm del borde. Cómo vas poniéndote de puntillas en cada mueble para ver hasta dónde alcanzas y qué puedes conseguir. Cómo sonríes cuando por fin sostienes ese marco de fotos al que no llegabas y corriendo los llevas a otro sitio con una mirada de satisfacción que grita: ¡lo logré! Adoro esos pequeños logros.
Adoro verte mientras creces. Mientras investigas la forma de ponerte tú solo las zapatillas. Primero las ponías sobre el pie directamente y poco a poco has conseguido meterlo en el hueco del zapato, ya sólo falta que puedas meter el talón, pero todo llegará. Me encanta darte el calcetín y que tú lo utilices para envolver tu piececito como si fuera un vendaje y que después repitas la operación con su pareja. Y que mientras haces toda esta operación, tu mirada concentrada haga juego con los labios fruncidos, y al acabar alces la vista, te incorpores y te alejes contento a jugar… aunque vayas descalzo del todo dejando atrás tus objetos de experimento.
Experimentas con todo mientras te miro. Con la comida, con los cubiertos de colores, con el botellín de agua. Investigas cómo funciona la cremallera de tu chaqueta, el interruptor de la luz, el grifo del bidé, esos botones que hay en el lateral de la tele y que, aunque tus padres no los utilizan, tú te empeñas en presionar aunque puedas acabar con la pantalla plana en el suelo, como mínimo… porque no sabes aún qué es peligroso y qué no. Te encanta imitar a papá y a mamá, y a tus abuelos y a tus primos. Imitas sonidos, repites gestos, ensayas una y otra vez todo lo que vas aprendiendo.
Disfruto viendo cómo aprendes tú solo. Cómo colocas despacio cada bloque encima de otro porque ayer se caían cuando lo hacías rápido. Cómo esquivas cada obstáculo que te encuentras en el camino mientras corres por la casa, después de haberte chocado con más de uno en anteriores carreras. Cómo descubres la manera de utilizar cada juguete, de bajarte el pañal para meterte en la bañera, de esconder tus tesoros y sorprenderte al encontrarlos de nuevo. Me encanta mirarte sonriendo y gritando con cada uno de esos descubrimientos.
Mirar tus labios esbozando cada sonrisa, mientras asoman tus dientecitos. Tus ojos centelleando mientras sueltas una carcajada y vienes corriendo a abrazarme. Cómo se arruga tu nariz. Cómo mueves las manos por tu cara para quitarte el flequillo de la frente. Adoro verte mientras creces. Mientras ensayas, fallas y aprendes. Mientras experimentas y descubres. Mientras ríes, te enfadas, y duermes. Me encanta observarte y seguiré haciéndolo cada día, aun llegando aquel en que te canses.
Autor Nuria
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