Todo con cuidado, no quiero despertar a los demás.
Esta mañana hace frío, pero corriendo entro en calor. De todas maneras, son muchos kilómetros por recorrer; aunque quizás estoy saliendo un poco temprano. Nada fuera de lo usual en el camino. Hambre aquí y allá, unos cuantos gritos, otros muchos llantos y algunas risas entre medias. Los animales ya se han enterado, ¡llega un nuevo día! Canto un poco al ritmo del cacareo y persigo a los dala-dalas haciendo caso omiso a la humareda de polvo que se levanta tras el giro de las llantas.He corrido, he saltado y he llegado. Me reciben con un abrazo, unas cuantas cosquillas y un viaje en hombros. Inglés a primera, matemáticas después. La comida del día, patadas al balón de plástico y cuerda.Por favor, que no suene la campana. Y suena. Ando despacio; no porque esté cansado, sino porque me apetece quedarme un rato. Aquí los días se hacen cortos y no avisan de las noches alargadas. ¡Si pudiera quedarme una hora más!Ya me despido, y sonrío hasta que me quedo solo. El camino a casa es complicado y la llegada es dolorosa. Quizá hoy haya cena, o quizá mañana. Puede que haya calma, o pueden manifestarse la tempestad y su azada. No lo sé. Pero ahora yo...Voy a intentar dormirme, que mañana tengo cita con el gallo. Me esperan risas y unos cuantos llantos. Espero que mañana me den un abrazo.
Tanzania 2014.