Me gusta la lluvia, no sé bien por qué. O sí lo sé. Siempre me gustó.
Por lo general, el sonido y el aroma que traen consigo los días lluviosos, me traen agradables recuerdos.
Mi dormitorio lindaba con un pequeño patio de aireación, que estaba techado con un toldo de fibra de vidrio. Tenía una puerta que daba a él. Cuando llovía el ruido era infernal, quien no viviera allí, seguramente no podría entender cómo hacíamos para soportarlo. Y yo que estaba tan cerquita, disfrutaba como si fuera una bella melodía. Cuando lloviznaba era como una canción de cuna, muy suave.. A medida que la lluvia se hacía más intensa, el sonido comenzaba a tomar fuerza, hasta que en algún momento parecía que el toldo se vendría abajo. Me gustaba escuchar ese sonido, sentir ese olorcito a lluvia, sentirme protegida frente a algo que sonaba casi, casi peligroso, acurrucarme y esperar disfrutando, que pase.
La lluvia me trae también nostalgia y recuerdos de los veranos en Parque Camet. Allí pasé todas las vacaciones en mi infancia. Está en las afueras de Mar del Plata, una ciudad balnearia que se encuentra sobre la Costa Atlántica, en Argentina.
Mis abuelos tenían una casa con mucho parque, algo que no tenía en Rosario en el lugar donde yo vivía.
Allí lo más sorprendente a mis ojos y a todos mis sentidos era la naturaleza.
Recuerdo la alegría de volver a jugar en la vereda cuando la lluvia cesaba, pasar con la bicicleta sobre los charcos, abriendo las piernas en el aire, sintiéndome libre y feliz a la vez.
Algo que me deslumbraba era ver tan de cerca, aquello que en mi casa solo veía en documentales o fotos de revistas.. Las plantas humedecidas con las gotas de lluvia. Me daban una sensación de frescura, de alegría…
Me gusta mojarme con el agua de lluvia y ver sus gotas dibujadas en el suelo. Imagino que al caer va limpiando el aire para que luego, cuando salga el sol, todo se vea más lindo.
Ahora, después de muchos años, vivo en un lugar en el que tengo dos grandes ventanales. Cuando llueve, me gusta mirar a través de ellos. Observar como bailan las hojas de los árboles, sentir al viento soplar sin miedo y escuchar su canto.
Hoy llovió, con intensidad y como siempre, apenas cayeron las primeras gotas exclamé en voz alta: ¡Qué lindo! ¡Me encanta que llueva! Lo demás, todo eso que pasa por dentro mío cada vez que el cielo baña a la tierra, es lo que les conté aquí.
Me gusta la lluvia, me trae lindos recuerdos…