La locutora María Jesús Alvarez y el doblador Javier Dotú, mientras prestaban su voz al metro de Madrid, presentaban una demanda contra el cantante Manu Chao por una supuesta vulneración de los derechos de propiedad intelectual, al utilizar sin consentimiento la grabación "Próxima estación... Esperanza". La frase que desata esta denuncia se repite varias veces, por lo que se estaba vulnerando a juicio de los demandantes los derechos de propiedad intelectual. En el disco no aparecía crédito alguno que mencionara su participación y el cantante tuvo que resarcirlos económicamente. Donde las dan, las tomanDos empresas fueron condenadas por un juzgado de Barcelona a pagar a Manu Chao y su discográfica un total de 90.000€ por plagiarle una canción en un anuncio sin autorización y sin abonar los correspondientes derechos de autor. No sirvieron los argumentos presentados por ambas compañías para su defensa. El juez consideró que había demasiados elementos que evidenciaban un clamoroso plagio. "Me gustas tú", ¿lo recuerdan? "Me gustan los aviones, me gustas tú..." En septiembre de 2007, una agencia de publicidad realiza una campaña para el diario ADN, que lleva por título: "Me gusta mi ADN". Al parecer sí contactaron con el autor, pero no hubo autorización y la versión era, a juicio del juez, muy parecida.
La locutora María Jesús Alvarez y el doblador Javier Dotú, mientras prestaban su voz al metro de Madrid, presentaban una demanda contra el cantante Manu Chao por una supuesta vulneración de los derechos de propiedad intelectual, al utilizar sin consentimiento la grabación "Próxima estación... Esperanza". La frase que desata esta denuncia se repite varias veces, por lo que se estaba vulnerando a juicio de los demandantes los derechos de propiedad intelectual. En el disco no aparecía crédito alguno que mencionara su participación y el cantante tuvo que resarcirlos económicamente. Donde las dan, las tomanDos empresas fueron condenadas por un juzgado de Barcelona a pagar a Manu Chao y su discográfica un total de 90.000€ por plagiarle una canción en un anuncio sin autorización y sin abonar los correspondientes derechos de autor. No sirvieron los argumentos presentados por ambas compañías para su defensa. El juez consideró que había demasiados elementos que evidenciaban un clamoroso plagio. "Me gustas tú", ¿lo recuerdan? "Me gustan los aviones, me gustas tú..." En septiembre de 2007, una agencia de publicidad realiza una campaña para el diario ADN, que lleva por título: "Me gusta mi ADN". Al parecer sí contactaron con el autor, pero no hubo autorización y la versión era, a juicio del juez, muy parecida.