Me hacía falta...

Por Biscayenne
Además de hacer dulcerías, tengo otras aficiones que no engordan pero cuestan dinero. Qué le vamos a hacer.
Tengo una personalidad recolectora: la pequeña urraca que vive en mí me obliga a guardarlo todo y a no tirar nada. Papeles, facturas, ropa que no te sirve, bolis gastados... todo "por si acaso". Por si acaso empieza una nueva guerra mundial o vuelve la moda de los 90.
El coleccionismo es la faceta elegante de esta manía. Colecciono antigüedades, básicamente mapas y grabados antiguos, pero también ropa y complementos viejos vintage, que se dice ahora.
Y ya he empezado a dedicarle un poco de tiempo a la investigación anticuaria sobre utensilios de cocina. Esto es lo que me llegado esta semana por correo:
 Adivináis qué es? Un cake-stand (o tartera, en castellano) de cristal, de los años 50.
Tiene alguna marca y arañazo, pero es precioso, con un pedestal alto, y va a resaltar cualquier birria que le ponga encima. Además de que es bastante difícil encontrar una tartera (de cualquier tipo o material) en tiendas, tenía claro que quería una clásica, de cristal esmerilado, y antigua.

Me encanta recuperar piezas antiguas y me gusta que no sean perfectas, que se note su uso y su edad. Por eso tampoco en este blog veréis fotos perfectas, con estilismos estudiadísimos ni nada parecido. Hago las fotos sobre la marcha, y no tengo tiempo para ponerme a montar un fondo, atrezzo... buf!
Admiro a la gente que lo hace y me pasaría horas viendo sus imágenes, pero éste es un blog con recetas domésticas, imperfectas, con un punto casero, y así quiero que lo reflejen las fotos.

Espero hacer para este domingo una tarta para una ocasión especial ¡y estrenar la tartera! Y vosotros ¿qué clase de manía acumuladora relacionada con la cocina tenéis?