Y desde hoy, como buen separatista catalán estoy convencido de que en una república catalana se vivirá mejor, habrá más empleo, los servicios públicos serán mejores y que Cataluña será miembro de la Unión Europea desde el primer momento, en definitiva, que seremos todos mucho más felices. También estoy convencido de que todo el ‘procés’ es democrático, que todo se hace por la Democracia, con mayúsculas, y que el pueblo catalán tiene derecho a decidir y que eso no se puede impedir, porque votar nunca está prohibido.
También me parece muy bien como se ha convocado y celebrado el referéndum de autodeterminación. Considero que todo se ha hecho atendiendo a criterios democráticos y que se han tenido que tomar decisiones para defendernos del Estado español, de sus ataques, acoso y manipulación.
Y por supuesto creo que el referéndum del domingo ha sido todo un éxito, que la participación ha sido masiva y que se debería proceder a proclamar la República Catalana, en cumplimiento de la ley aprobada por el ‘Parlament’.
Pero claro, después de este desvarío uno pone los pies en la tierra y empieza a analizar las cosas con algo de objetividad y sentido común, y se da cuenta de que una Cataluña independiente estaría fuera, automáticamente de la Unión Europea, quedando aislada de la comunidad internacional. Además, uno se da cuenta de que lo primero en una Democracia es el cumplimiento de las leyes y que la Ley se cambia desde la Ley, no desde un acuerdo unilateral incumpliendo la Ley.
También, analizando las cosas con tranquilidad y espíritu crítico, uno acaba viendo que la convocatoria del referéndum no se hizo de manera legal, que se cesó a los responsables del referéndum y no pasó nada y que se cambiaron las reglas del juego en varias ocasiones, la última a unos minutos de iniciarse las votaciones. Luego, al revisar la prensa y redes sociales, se ve como hay personas que han votado varias veces, como no existían controles y como se puso en marcha un “censo universal” que permitía el voto en cualquier mesa de toda Cataluña.
Y para colmo, al ver los resultados ofrecidos por la Generalidad se observa como el porcentaje de suma de votos llega al 100,88 % y además hacen referencia a 770.000 censados en colegios cerrados que no pudieron votar, cuando en realidad sí que pudieron hacerlo por el “censo universal”, como hicieron Puigdemont, Junqueras y demás capos del ‘procés’. Pero es que además han votado 2.262.424 personas de las 5.343.358 con derecho a voto, un 42 %.