Este tenía que ser uno de los primeros post, siempre lo he pensado, y aunque no ha estado entre los post de estreno, como veis, no ha tardado en llegar. Me explico.
Bilbao, así como Donosti, se caracteriza por los pintxos. En cualquier bar hay barras espectaculares y, la verdad, uno no sabe cual elegir. Hasta aquí bien, a todos nos pasa (me refiero que a los de aquí también), pero hay algo que no puedo soportar. Ya sé que viene en muchas guías de viaje que los pintxos por la zona del Casco Viejo, por ejemplo, son muchos y muy buenos, es verdad, nada que objetar. Pero son muy buenos en MUCHOS bares, no en uno sólo. Me quedo alucinada cuando, sobre todo, en la Plaza Nueva, encima en los bares más caros, los turistas piden un plato y se comen allí todos los pintxos. Noooo, por favor ¡¡¡
La cultura del pintxo no es solamente comerlo, es pasear por la ciudad, descubrir su ambiente, un pintxo diferente en cada taberna, diferentes sabores en diferentes sitios y para ello acompañarlo de txikitos de vino, zuritos, tal vez encontrarse con unos txiketeros cantando alguna bilbainada....
Si venís a Bilbao, tenéis que probar, ir a muchos sitios, no es difícil encontrar los bares. Hay que pedir un pintxo, la bebida, y a otro bar. Aquí, ni se pide plato, ni se cuentan los palillos (costumbre de catalana que encima allí nos dicen que es vasca ¡¡verídico¡¡)
Excepción: Si vas con un grupo y se va a sacar un pintxo para cada uno acepto el plato (y porque no me caben todos en las manos). Nunca de otra manera.