Las tiendas de Nesspresso siempre están abarrotadas. La gente hace largas colas, a cualquier hora, para adquirir sus pastillitas. Hay una en pleno centro de Sevilla, en la misma Plaza Nueva. Tiene aspecto de boutique de lujo. Hay cómodos sillones, iluminación cálida, y vitrinas donde se exponen las cafeteras Nesspresso como si fueran relicarios. La gente guarda cola pacientemente, sintiéndose miembros egregios de un selecto club. Puedes hacerte un carné, y así exhibir tu condición de socio del club Nesspresso, donde el café tomado en casa te sale más o menos lo mismo que tomado en un bar de estación de autobús. Experiencia Nesspresso.
El programa La Voz, que emite desde hace dos semanas Telecinco, arrasa en la parrilla. "La Voz retumba aún más fuerte en su segunda gala con un espectacular 32% y 5,3 millones de espectadores”, dice un titular. La información destaca que son cuotas de pantalla insólitas en los últimos diez años. Es un programa donde la gente sale a cantar, y cuatro artistas se dan la vuelta o no y aplauden. Hay muchos abrazos, y los artistas dan grandes consejos a los aspirantes, que sueñan con ser estrellas como los que se sientan en los sillones.
Me llega de todos lados que hay que leer Cincuenta sombras de Grey. Es una novela erótica pensada para mujeres, sobre un tipo rico y cabrón que se dedica a putear a las mujeres y a hacerles perrerías. Sobre todo le gusta dar por culo a las mujeres, las azota, cosas así, y al parecer es el fenómeno editorial de este verano y lo que viene. Está provocando una subida importante de la libido en las parejas de largo recorrido, según he leído o escuchado por algún lado.
Cincuenta sombras de Grey es la primera de una trilogía. Los nombres de las otras dos obras son Cincuenta sombras más oscuras y Cincuenta sombras liberadas. Ha vendido casi 20 millones de libros en el mundo y 5,3 millones en el Reino Unido, siendo la novela más vendida de todos los tiempos en este país
Me suele ocurrir de vez en cuando, así, como hoy, cuando me despierto con resaca de cerveza y la información entra a borbotones, desordenada, confusa, en mi cabeza. Es como si nada de lo que me rodea fuera en realidad real. Como si no me hubiera dado cuenta hasta ahora de que el mundo ha sido definitivamente tomado por los zombis.