No: Artur Mas, va, y elige la Biblia.Y no me acuerdo de la decisión de los otros candidatos, pues esa elección de Mas lo eclipsa todo. Como la niña del anuncio: todo, todo, todo. Podría consolarme con esas otras opiniones que atribuyen a la Biblia la condición de gran libro de aventuras y de historia donde hay de todo: matanzas, violaciones, pasión. Pero qué queréis que os diga: si soy de literatura contemporánea y ateo recalcitrante, que nadie cuente con que yo reseñe la Biblia. No voy a leer semejante tostón. No voy a comprobar si es un tostón. Ni la antigua ni la nueva ni una hipotética versión donde Angelina Jolie saliera en pelotas. Nada. Pero Artur Mas, sí. No pienso ponerme a la cola de los que critican a Mas para poder criticar socavadamente a todo el electorado que le va a entregar la mayoría, una muy cómoda mayoría, y aquí yo vincularía comodidad con peligro latente. No. Pero la Biblia, chico. No es que fuera inesperado, todo lo contrario, la veía, con sus antecedentes, una decisión tan obvia que pensaba, no puede ser, elegirá otra cosa, elegirá ese Victus que parece estar bien. Pero no. Tanta ficción y tanto sesudo ensayo, tantos libros a lo largo de estos dos milenios, para nada.
Y por cierto; que todo el mundo se acuerde de lo que he dicho, siempre, de Sabina.
Otro que tal. Madre mía.