¿Me quieres decir qué es esto?

Por Francescbon @francescbon

Sí: me pongo pesado con Frank Ocean. Qué voy a hacerle, si un disco se mete en la cabeza, no una canción, el disco enterito. Y las historias de Jesús, que van ya por unas cuantas; otro que tal. Podría hablar de los capítulos que voy viendo de Homeland. Joder con Homeland, madre mía, qué perversos esos guionistas que salen triunfadores de la segunda temporada, que dan un giro que no hace más que tensarnos sobre la silla: tanto, que casi levitamos.Pero me estaba callado con la política, demasiado para mis parámetros, cuando el pasado domingo leo, muy por encima, un test a que son sometidos los líderes de los cinco teóricos partidos que concurren a los elecciones del Parlament del próximo día 25. Que hasta deben pensar que cómo abusamos en Catalunya pudiendo optar entre cinco fuerzas, mientras los españoles tienen dos opciones, a cual más triste. Total, que a esos cinco candidatos les preguntan por el libro que recomendarían, en una especie de Quiz donde también se incita a los lectores para que especulen sobre la posible elección que atribuyen a cada candidato.Y Artur Mas elige la Biblia.
No: Artur Mas, va, y elige la Biblia.Y no me acuerdo de la decisión de los otros candidatos, pues esa elección de Mas lo eclipsa todo. Como la niña del anuncio: todo, todo, todo. Podría consolarme con esas otras opiniones que atribuyen a la Biblia la condición de gran libro de aventuras y de historia donde hay de todo: matanzas, violaciones, pasión. Pero qué queréis que os diga: si soy de literatura contemporánea y ateo recalcitrante, que nadie cuente con que yo reseñe la Biblia. No voy a leer semejante tostón. No voy a comprobar si es un tostón. Ni la antigua ni la nueva ni una hipotética versión donde Angelina Jolie saliera en pelotas. Nada. Pero Artur Mas, sí. No pienso ponerme a la cola de los que critican a Mas para poder criticar socavadamente a todo el electorado que le va a entregar la mayoría, una muy cómoda mayoría, y aquí yo vincularía comodidad con peligro latente. No. Pero la Biblia, chico. No es que fuera inesperado, todo lo contrario, la veía, con sus antecedentes, una decisión tan obvia que pensaba, no puede ser, elegirá otra cosa, elegirá ese Victus que parece estar bien. Pero no. Tanta ficción y tanto sesudo ensayo, tantos libros a lo largo de estos dos milenios, para nada.
Y por cierto; que todo el mundo se acuerde de lo que he dicho, siempre, de Sabina.
Otro que tal. Madre mía.