Os adjunto una noticia publicada por La Vanguardia el viernes 25-1-13. Un juez de Barcelona ha condenado a un carterista rumano súper-reincidente a no entrar en el metro de Barcelona durante 5 años. Si le vuelven a pillar en el metro puede ir directamente a la cárcel.
No sé qué pensareis vosotros, pero creo que de las tres cosas siguientes, la primera va a ocurrir seguro, y entre la segunda y la tercera al menos ocurrirá una y probablemente las dos. Primera, el carterista se hace un hartón de reír al leer el fallo y da infinitas gracias a Dios por haber escogido España para emigrar. Segunda, el carterista se pasa por donde no suena la prohibición, sigue robando en el metro y si le pillan, lo de que va a ir a la cárcel está por ver. Tercera, los autobuses de Barcelona disponen de un nuevo carterista, rumano por más señas.
En mi opinión lo grave de este caso no es que la decisión sea de una profunda estupidez, lo increíble es que ha sido alabada y bienvenida por absolutamente todos los periodistas y muchos juristas y en especial por al Ayuntamiento de Barcelona, la Judicatura, la Fiscalía y los Mossos d’Esquadra. ¿Alguien se extraña de que, según afirman muchas guías turísticas, este sea uno de los países más inseguros de Europa?.