La catedral de Friburgo de Brisgovia tiene el atractivo de su gran torre central cuya base sirve de atrio de entrada al templo. En ese umbral disfrutamos del mayor conjunto de bellas esculturas femeninas góticas: las Artes Liberales, la Filosofía, las Santas Sabias, las cinco Vírgenes Prudentes y la cinco Necias. La restauración les devuelve la policromía en todo su esplendor, solo perturbada por la rejilla de protección para palomas.
Cuando nos desprendamos del hechizo de las damas, conviene repasar las marcas del exterior de la torre; muchas de ellas son de los siglos XIII y XIV, y revelan las medidas oficiales del pan y de otros productos básicos. Los dibujos son ingenuos pero las letras están cuidadas. Una hendidura más moderna marca también la unidad de longitud para fiscalizar el mercado de la plaza.
Dos pequeños relojes de sol, uno replica al otro, se encuentran sobre la misma pared.