Medio siglo de... Orlando Woolridge

Publicado el 16 diciembre 2009 por Pirrimarzon


Luke Harangody es la cara visible de la Universidad de Notre Dame hoy en día. Su inconmensurable temporada le coloca entre los favoritos para lograr el premio a mejor jugador del año de la NCAA, y aúpa a esta universidad de la pequeña ciudad de South Bend, Indiana, a la categoría de contender por el título en el mes de abril. Corren buenos tiempos para Notre Dame.


Antes de la llegada de Harangody a dicha universidad, los Fighting Irish ya podían presumir de gran abanico de jugadores que habían jugado en la NBA, algunos de los cuales con bastante notoriedad. Adrian Dantley, Kelly Tripucka, Bill Laimbeer, Troy Murphy, John Paxson u Orlando Woolridge, por nombrar unos cuantos, son leyendas vivas de Notre Dame. Y precisamente Woolridge cumple hoy 50 años.


"O" fue un alero alto de 2'06 metros, nacido en Bernice, Louisiana, con extraordinarias aptitudes atléticas. Woolridge completó los cuatro años de graduación en Notre Dame, compartiendo promoción con el bigotudo Kelly Tripucka y con Bill Laimbeer, aunque éste último sólo estuvo en la universidad los dos primeros años. La tripleta F-Irish tuvo un impacto súbito en la NCAA, alcanzando en su primer año la Final Four. En South Bend siempre será recordado un tiro anotado por Woolridge en el último segundo para batir a Virginia, y de paso romper la racha de 28 victorias consecutivas de los Cavaliers del gigante Ralph Sampson.


Su salto a la NBA fue en 1981 de mano de Chicago Bulls, que le seleccionaron en la 6º posición de un draft capitaneado por Mark Aguirre, Isiah Thomas y Buck Williams. Por aquel entonces Chicago poseía una tripleta anotadora muy consistente: Artis Gilmore, Reggie Theus y Dave Greenwood, y la aportación de Woolridge se limitó a escasos 15 minutos y 7 puntos por partido. La salida de Gilmore rumbo a San Antonio le vino bien a Orlando porque fue adquiriendo presencia en minutos y aportación ofensiva, pero el equipo se fue debilitando tanto que en la temporada 83-84 alcanzaron el ridículo balance de 27-55 en liga regular, lo que le valió a la franquicia de Illinois conseguir una posición muy alta (nº3) que supieron rentabilizar muy bien, como todos sabemos, en His Airness.

La llegada de Jordan a Chicago fue un impulso para los Bulls, pero un problema para Woolridge. Si bien sus números seguían mejorando, el extraordinario terremoto deportivo y mediático que acaparaba Jordan relegaba a "O" a un discreto segundo plano. Sus estadísticas ese año ascendieron a los 22.9 puntos y 5.9 rebotes, con porcentajes de tiro de campo superiores al 55%. Al año siguiente MJ sufrió una lesión que le mantuvo en el dique seco 64 partidos, y los Bulls volvieron a resentirse. Decidieron pues tomar parte por Jordan para el giro copernicano de la franquicia, y mandaron a Woolridge a New Jersey.


Los Nets también estaban en horas bajas, porque había perdido 3-0 en primera ronda del año anterior con los Bucks de Sidney Moncrief y Terry Cummings. La llegada de "O" no supuso otra cosa que la continuación en caída libre para el equipo a pesar de los numerazos del alero de Louisiana. Al año siguiente, Orlando suspendió un control de sustancias prohibidas, y fue suspendido tras disputar sólo 19 partidos.



Por aquel entonces sólo había un equipo en el que pudiera rehabilitarse de sus adicciones y de su juego unidimensional, que además necesitaran de esa ayuda desde el banquillo para seguir mostrando su hegemonía en la década, Los Angeles Lakers. Orlando firmó como agente libre con el equipo púrpura para cumplir su función de roll player a la perfección, 20 minutos y casi 10 puntos por partido. El único obstáculo para el anillo fue la incipiente revolución de Bad Boys que nació en Detroit de la mano de Isiah Thomas, Joe Dumars y su ex-compañero en Notre Dame, Bill Laimbeer. Los Pistons barrieron con un 4-0 a Lakers en las finales del 89, en lo que supuso la despedida de Kareem Abdul-Jabbar, y el final de un ciclo exitoso, justo cuando acababa de llegar Woolridge.


El verano del 90 "O" fue traspasado de nuevo a Denver Nuggets a cambio de dos segundas rondas, en una clara intención de deshacerse a toda costa del alero y realizar una limpia masiva. El sistema ultra-ofensivo y ultra-rápido de Paul Westhead en estos Nuggets le vino como anillo al dedo al alero de Louisiana para superar incluso los números de antaño - 25'1 puntos y 6'8 rebotes por partido - no obstante la franquicia de Colorado sólo logró 20 victorias en liga regular, en parte por la lesión en el ojo de Woolridge que le mantuvo apartado casi media temporada. Posteriormente fue traspasado a unos Pistons venidos a menos tras su humillación frente a los Bulls del primer anillo de Jordan (4-0). Allí cumplió expediente de nuevo con aceptables estadísticas, pero Detroit sufría los efectos de la descomposición que tan bien explica Jaime H. Stinami en su blog.



Su paso por Milwaukee y Philadelphia no dejó de ser casi anecdótico. Aterrizó en la Bennetton de Treviso en 1994 y se alzó con la antigua Copa Saporta y la Copa de Italia en un equipo formado por, entre otros, Petar Naumoski, Stefano Rusconi y Ricardo Pittis, a las órdenes de Mike D'Antoni. Al año siguiente se trasladó a Bolonia para conquistar con la Buckler la Supercopa de Italia, siendo nombrado MVP del partido, para derrotar a su ex-equipo.


Sus cualidades físicas limitaban su juego colectivo y sus virtudes técnicas, algo que desgraciadamente estamos demasiado acostumbrados a ver en el baloncesto NBA actual. De todas maneras, no sé si a Woolridge le acompañó la mala suerte en el momento de la elección de sus destinos NBA, porque franquicia a la que iba, dejaba de ganar, y viceversa. ¿Causa o efecto? En angelito en cuestión: