La semana pasada, y gracias a mi amigo y colega Héctor Benedito, llegué a este artículo de Juli Capella en la versión e-periodico de El Periódico. El articulista (que no es periodista, sino arquitecto) hace una crítica sobre Facebook que reproduzco a continuación.
¿Para qué sirve Facebook? Juli Capella – El Periodico de Catalunya
Para ejercer el cotilleo desde el anonimato. Para leer cosas sin la menor importancia. Para perder un par de horas tontamente al día. Para que un psicópata te persiga desde una identidad ficticia dando la vara impunemente. Para enterarte de asuntos que nunca te habían interesado y siguen sin interesarte. Para que el pesado de Peláez –a quien dabas felizmente por olvidado– pueda encontrarte de nuevo y así reanudar, según él, esa vieja amistad que en realidad jamás comenzó. Para que el día de tu aniversario te caiga un aluvión de felicitaciones clónicas automatizadas. Para que los egotrips atiborren tu muro con sus hazañas. Para airear 5.000 millones (no exagero) de fotos absurdas y desenfocadas que jamás deberían haberse tomado y mucho menos divulgado en la red. Para regodeo de nostálgicos masoquistas, que rememoran viejos tiempos presuntamente felices y con más pelo, que fueron bastante sórdidos y que afortunadamente ya pasaron. Para aumentar la ansiedad por estar al día y bien conectado. Para fisgonear a todos los inquilinos del planeta desde el sofá. Para recibir y soltar frases hechas. Para presumir de cientos de amistades que jamás has saludado. Para vivir la vida de otros. Para apuntarse a grupos tan útiles como Yo también creo que en Humor Amarillo moría gente; Odio ser bipolar, es la cosa más fantástica que existe; Ya te llamo yo si eso; Señoras que comen como buitres y luego piden el café con sacarina; Creo que las palomas traman algo; Eres guapa de cara, sí, de cara a la pared; ¿Te pone, eh?
Bueno, hasta aquí algunos ligeros inconvenientes de usar el megalibro digital de caras creado por Zuckerberg. Pero Facebook también tiene enormes ventajas y alicientes, nos ha cambiado la vida. Miles de accionistas y unos 900 millones de usuarios de todo el mundo no podemos estar equivocados… ¿O sí?
No quiero que este post suene a “revancha corporativista” pero no puedo dejar de responder. He escrito en otras ocasiones sobre cosas que pueden hacerse gracias y en las redes sociales y, aunque el artículo se refiere a Facebook, creo que esta red, como muchas otras, sirve para muchas cosas más que colgar fotos de la última costellada (que es algo, por otro lado, muy respetable).
Por supuesto, Juli Capella tiene todo el derecho a decir lo que le parezca sobre una red social. Es totalmente lícito, faltaría más. Lo que ya no me parece bien es cuando se utiliza un tono que “insulta” de algún modo a los que la usamos y cuando se llena el artículo de tópicos.
Yo podría responderle para que sirve Facebook o cualquier otra red social, no en general, también para la profesión periodística:
El Periodico de Catalunya tiene 37.000 fans en Facebook. Supongo que, entre otras cosas, la usan para generar tráfico a su web. Ese tráfico no lo encontrarían en otras partes, son usuarios que no visitan normalmente el periódico y que lo hacen cuando ven un artículo que puede interesarles. Así que el primer uso es “pescar” lectores.
Ese tráfico, unido al que llega por otros medios, les da mayor relevancia en las búsquedas que, de nuevo le proporciona más tráfico. Más lectores, vamos.
Todos esos lectores le sirven a El Periódico en particular, pero a todos los periódicos en general, para generar ingresos por publicidad ya sea por “pago por impresión” como por clicks (a más visitas, más posibilidades de clicks, en términos absolutos, claro). Con ese dinero que se ingresa se consigue pagar los artículos de sus periodistas (o ayuda a ello).
Porque cada día hay más gente que no lee la prensa como lo solía hacer (yo soy un ejemplo de ello). Ya no se visita la web del periódico. Se llega a los artículos vía recomendación de otros usuarios y algunas personas usan para eso sus contactos de Facebook, por ejemplo. Es ya casi una obviedad que la profesión periodística se está moviendo, por lo menos en una parte, de sus sitios a los medios sociales. Luego podremos, o podrán los periodistas, criticar esto o quejarse de este nuevo hábito, pero es lo que está pasando, nos guste o no.
No parece que sea muy inteligente decir esas cosas de los que son potenciales clientes tuyos. A mi no se me ocurre “morder la mano que me da de comer”.
A estas alturas, la mayoría de medios de comunicación ya se han dado cuenta que en las redes sociales es donde tienen que estar porque hasta allí se ha ido la búsqueda de información por parte de la gente. Gracias a Internet se crean sitios que satisfacen las necesidades de información de cualquier persona. Y, en este sentido, seguro que los que visitan Facebook tienen unos gustos y necesidades concretas.
Es posible que yo haya entendido mal el artículo y Juli Capella lo haya escrito así por aquello de generar controversia, aunque creo que él no cree mucho en las redes visto el nivel de actividad que tiene tanto en Facebook como en Twitter.
Ya que estamos hablando de la profesión periodística os dejo un enlace al “I Barometro easypress sobre la profesión periodística“, un estudio muy interesante sobre como ven los periodistas su propia profesión y el impacto que Internet está teniendo en ella. No os lo perdáis si estáis en el sector de los medios.
¡Qué tengáis una feliz semana!