Mejillones al vapor con salsa de tomate picante

Por Laura Perezábad @Gacetalimento

Es el turno de este plato sencillo y sabroso, mejillones al vapor con salsa de tomate picante. Si os gustan los mejillones aquí tenéis una de esas recetas que no fallan. Podemos servirlos como aperitivo o de segundo plato, todo dependerá de la cantidad que comamos. Como siempre, si compramos mejillón de calidad y bien fresco, lo vamos a disfrutar más. El mejillón congelado o cocido podríamos incorporarlo a la salsa, sí que nos podría servir en un momento puntual, pero lógicamente no podemos esperar el mismo resultado. Estaréis conmigo en que merece la pena, el mejillón es desde luego un marisco barato. 
Vamos con la receta. Bien sencilla.
Ingredientes 
  • 1 kg. de mejillones frescos y 1 chorrito de vino blanco
  • Para la salsa: 2 dientes de ajo, 1 cebolla, 1 cucharada sopera de harina, 1 vaso de salsa de tomate frito (si es casera mucho mejor), aceite de oliva, pimienta negra, sal y toque picante al gusto (cayena, guindilla, salsa tabasco, pimentón picante…).

Modo de elaboración
1- Puesto que vamos a usar la concha lo primero que debemos hacer es limpiar bien los mejillones por fuera. Para retirar todas las adiposidades de las conchas podemos ayudarnos de un cuchillo de punta estrecha, rascamos fuertemente mientras los vamos lavando bajo el chorro de agua fría. Si usamos buenos mejillones de roca tendremos que tener paciencia y tirar bien de cuchillo hasta dejarlos limpios. Las barbas os aconsejo que las retiréis una vez estén cocidos.
2- Ponemos en una cazuela los mejillones, añadimos un chorrito de vino blanco y tapamos, dejando que se abran al fuego durante unos 3 minutos. Meneamos la cazuela de vez en cuando para que los mejillones que estén más abajo no se sobrecuezan. Es importante no pasarnos de tiempo porque la carne del mejillón no queda igual, se encoje y se echa bastante a perder el producto. Los mejillones válidos deben estar abiertos, si vemos uno cerrado lo eliminamos. Colamos el jugo de la cocción que usaremos luego en la salsa. Esperamos a que se enfríen los mejillones y les cortamos las barbas desde la raíz. Retiramos una de sus conchas y reservamos.
3- Preparamos la salsa. Picamos la cebolla y el ajo y los rehogamos a fuego bajo en una cazuela con dos cucharadas de aceite de oliva, dejamos que sude la cebolla hasta que quede transparente. Añadimos la harina y removemos continuamente durante un par de minutos. Es importante cocinar bien la harina para que la salsa no adquiera sabores desagradables a harina cruda. Incorporamos después la salsa de tomate y unas 4 cucharadas de jugo reservado de cocer los mejillones. Removemos y dejamos reducir unos minutos. En este caso he pasado la salsa por la batidora para conseguir una textura más fina, si os gusta con tropezones saltaríamos este paso.
4-Incorporamos nuevamente la salsa a la cazuela (en el caso de que la hayamos triturado) y añadimos los mejillones abiertos a los que hemos retirado una de las conchas. Es el momento de añadir las especias que más nos gusten: pimienta negra, perejil, cilantro, cayena, ajo deshidratado… El toque picante os lo recomiendo ya que a estos mejillones les va genial. Podemos sumar una punta de guindilla, de salsa Tabasco o de pimentón picante al final. Esperamos un minuto para que los mejillones se impregnen de todos los sabores y listos para salir a la mesa.
Un bocado sabroso y nutritivo. Para disfrutar. Para disfrutar de lo lindo. 

Comentario nutricional
El mejillón nos aporta proteínas de muy buena calidad y un contenido en grasas que no supera el 2 %. Estamos, por tanto, ante un alimento que nutricionalmente destaca por su riqueza en proteínas, su bajo nivel de grasas y su escaso aporte calórico, 100 gramos de porción comestible de mejillón nos aportan tan solo 67 kcal.
Del mejillón es importante destacar también su riqueza en hierro, superior incluso al de muchas carnes. Un hierro de origen animal y elevada biodisponibilidad, por lo que es un alimento que las personas con bajos niveles de hierro deben tener presente en su alimentación. También son buena fuente de otros minerales como el yodo, el fósforo y el magnesio, así como de vitaminas del grupo B, en especial de ácido fólico, y de vitamina E.
La mayoría de vosotros habréis divisado el plato con un buen trozo de pan, habrá que untar para no dejar ni gota de salsa. Si sumamos las hortalizas y el pan, incluso podemos acompañar los mejillones con pasta, arroz, quinoa o cualquier otro cereal, tendremos un plato muy completo. Os recomendaría una ensalada y un buen vino blanco para rematar la faena.