Esta delicia de plato es para mi una delicia turca. ¿Por qué digo eso? Si, los comimos en Estambul en un restaurante de cocina casera en el Bósforo. El otro día recordamos en casa ese día y he intentado reproducirlo de la mejor manera posible.
Nos encontrábamos en Anadolu Kavağı, el último pueblo al que podíamos acceder en barco, pues al irse aproximando al mar Negro la seguridad aumentaba y era terreno militar protegido.
Es un viaje maravilloso que recuerdo con un cariño tremendo. Estambul es una ciudad fascinante y su cocina sorprende por sus sabores exóticos, sus pescados y especias orientales. Si en algún momento tenéis la oportunidad de ir, os lo recomiendo encarecidamente, pues es una ciudad milenaria sin desperdicio.
Para unos 40 mejillones:
- 300 g de mejillones ya cocidos sin concha (será como 1/2 o 3/4 Kg de mejillones con concha)
- 1 vaso de vino blanco
- un huevo tamaño XL o 2 medianos
- harina
- pan rallado
- aceite de oliva virgen para freír
- un tazón de mayonesa
- 1 cucharada de mostaza de Dijon
- sal
Se limpian los mejillones y se ponen en una cazuela en la que habremos puesto el vaso de vino blanco. Cuando se abran se retiran del fuego y se dejan templar (se puede reservar el caldo una vez colado para otra receta).
Una vez fríos se quitan las conchas y se secan cuidadosamente para que no retengan agua que haría chisporrotear el aceite al freírlos.
Se pasan por harina, huevo batido y pan rallado y se fríen en aceite de oliva muy caliente. Se colocan sobre papel absorbente para quitar el exceso de grasa.
Una vez preparada la mayonesa se agrega una cucharada de mostaza y se bate bien. Se sirven de inmediato con el acompañamiento de la mayonesa. Yo también lo he acompañado con una cucharadita de tapenade (paté) de olivas verdes.