Mejor Manolo, de Elvira Lindo

Publicado el 13 mayo 2014 por Rustisymustis @rustismustis

Mejor Manolo
Autora: Elvira Lindo
Editorial: Seix Barral
ISBN: 978843214561Páginas: 183

Sinopsis
Manolito Gafotas ya no es un niño que juega en el parque de Carabanchel Alto. Manolito ha crecido y, en su preadolescencia, nos cuenta todas las anécdotas que han ido sucediendo en su vida desde la última vez que le encontramos: especialmente, nos cuenta cómo han cambiado las cosas tras la llegada de una nueva hermana. “La Chirli”, y todo lo que la rodea, será el nuevo eje a través del que conoceremos las preocupaciones y vivencias de aquel pequeño travieso que encandiló a millones de lectores.

Reseña de Rustis
Manolito ha crecido.¡¡Qué pena!!, dirán algunos. Pero no. Manolito ha crecido para bien. Ha crecido para dejarnos claro que, pese a que ya no es un niño pequeño de barrio, conserva su extraordinaria personalidad y esa voz tan característica que nos hizo enamorarnos de él.
La vida de Manolito Gafotas fue, durante años, relatada con enorme éxito por Elvira Lindo en la radio y en varios volúmenes que pasaron a formar parte esencial de la historia de la literatura infantil y juvenil de nuestro país. Ahora, con este nuevo libro, no solamente crece el personaje; el tiempo ha dado un giro a la trama, al tono en que se cuenta, incluso en ocasiones al propio lenguaje y al formato editorial. Las aventuras de Manolito han sido desde siempre patrimonio tanto de niños y jóvenes, como de adultos; pero es en esta ocasión cuando se ha hecho una apuesta por incorporar ciertos detalles que traspasan el estricto ámbito de la infancia. Puedo afirmar rotundamente que este Manolo de ahora ya no es alguien que cabe en el ámbito de la LIJ. Aunque quizá sean, esta vez, algunos niños y jóvenes con mayor hábito de lectura, quienes «roben» esta historia de la mesilla de noche de los adultos.
Manolito sigue siendo un héroe de barrio. Conserva su especial sabiduría popular, su ingenuidad a prueba de fuego, y su traviesa pero honrada naturaleza. Pero Manolito ha crecido, y en su muy reconocible voz, se aprecia ahora la entrada de una suerte de nostalgia, de melancolía; ese estado en que nos encontramos cuando vamos abandonando nuestros mundos infantiles y comenzamos a ver cambiar las cosas a nuestro alrededor.
De todas formas, y quede claro, continuamos riéndonos con él. El humor sigue siendo parte esencial de la naturaleza de nuestro flamante Manolo. Un humor al alcance de todos los lectores, un humor cercano, inteligente, en el que están ausentes los chistes fáciles y las bromas de mal gusto, y lo que queda es esa forma de observar la realidad que deja siempre un buen sabor de boca. Al final, el humor que imprime Elvira Lindo a su personaje, es el de la autenticidad, ese que nos hace pasar de la risita nerviosa a la carcajada, porque nos revela que un personaje de ficción puede ser una auténtica fotocopia de nosotros mismos. Todos somos o hemos sido tan parecidos a Manolito que, claro, su autora no podía permitirse alejarnos de él solamente porque los años hayan pasado.
Lo más sorprendente del caso es que el tiempo ha hecho madurar al héroe, aunque sólo lo suficiente para no resultarnos aburrido y para conservar su ternura e ingenuidad. El cambio que se nos da es que alguna que otra lagrimilla puede asomar a nuestros ojos, porque en la nueva preadolescencia de Manolo, la ya citada ternura sube de nivel, y se subraya y sobredimensiona la calidad humana de los personajes; una visión auténtica, verdadera, cercana y amorosa de la familia popular española.

Elvira Lindo


Como en la vida misma, la risa y la lágrima se unen, pero en su justa dimensión. Ni mucho ni poco de cada una de ellas. Mejor Manoloes una novela para todos los públicos, que puede decirnos algo interesante o esencial a todos, que nos entretiene y enternece a todos, que nos hace sentir que los héroes populares existen y que podemos encontrárnoslos por la calle. Cada vez que uno de nosotros dice eso de «el mundo mundial» o «científicos de todo el mundo», pasa a formar parte de una gran comunidad de lectores. Y eso solamente ocurre con los grandes personajes y las grandes historias. Que nadie es indiferente a ellas. Como cada vez que algo nos evoca una frase de El Principito, o una ocurrencia de El pequeño Nicolás. Héroes vivos, del día a día. Como cada uno de nosotros.