Ndomi Magareth cultiva frijoles en su pequeña parcela de Njombe, en la región costera Litoral de Camerún. Crédito: Monde Kingsley Nfor/IPS.
La enfermera Marlyse Abui, de 40 años, todavía no sale de su asombro desde que se enteró de que el presidente de Camerún, Paul Biya, la designó para ocupar un asiento en el Senado.
“Creo que es un sueño y que en cualquier momento me voy a despertar”, relató. “Cuando me enteré de la decisión de Biya, me dije, ‘no puede ser’. Me pregunté, ‘qué fue lo que hice para recibir tan alta distinción del presidente’”, añadió.
Como presidenta de la Alianza Nacional para la Democracia y el Progreso, un partido de oposición en el este de Camerún, Abui es una de las 20 mujeres en el Senado de 100 miembros, 30 de los cuales son designados directamente por el presidente del país, según la Constitución vigente.
Los restantes 70 escaños fueron cubiertos por los ganadores, entre los que aparecen 17 mujeres, de las primeras elecciones parlamentarias de la historia de Camerún, realizadas el 14 de abril. Luego Biya incluyó tres mujeres en la lista a su cargo.
“Es un gran honor que valoro realmente”, señaló Abui.
Nicole Okala Bilai, senadora del gobernante Movimiento Democrático del Pueblo de Camerún (MDPC), compartió la alegría de su colega. Ella fue elegida por el distrito de Mbagassina, en el centro del país, y espera poder reformar radicalmente la enseñanza.
Dirigentes y organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres coinciden en que la presencia femenina en la cámara alta del parlamento es oportuna.
Yvonne Muma Bih, integrante del comité ejecutivo nacional de uno de los principales partidos de oposición, el Frente Socialdemócrata, también aplaudió la presencia femenina.
“El ascenso de mujeres es un impulso para aquellas que sufren el yugo de la dominación masculina, que les impide seguir una carrera política”, dijo a IPS.
“Nos fue mejor que a ciertas democracias europeas y eso es algo para celebrar”, apuntó.
El secretario general del MDPC, Jean Nkuete, dijo a IPS: “Las candidatas recibieron un fuerte respaldo a lo largo de las elecciones, no solo para cubrir cuotas de género, sino principalmente para subrayar el espacio que nuestro partido les otorga a ellas y a su visión”.
Pero “20 por ciento es inadecuado”, opinó Justine Diffo, coordinadora nacional de la organización More Women in Politics Network (Más mujeres en política), red de apoyo a la participación femenina en ese ámbito.
“Las mujeres pueden contribuir mucho a la política. A menudo vemos que por poco se evitan conflictos gracias a su poder de persuasión. ¿Por qué negarles el 30 por ciento?”, preguntó en referencia al reclamo de organizaciones femeninas.
Según Diffo, la única forma de atender la marginación que sufren las mujeres “sería que el presidente hubiera designado a 15 mujeres entre los 30 senadores que le corresponde nombrar”.
Pero la Asociación para Combatir la Violencia contra las Mujeres cree que hay razones para aplaudir los logros.
El Código Electoral de Camerún, del 19 de abril de 2012, ofrece una forma de reducir la brecha de género a través de varias medidas de acción afirmativa durante el proceso electoral. Los artículos 151, 164, 181 y 218 apuntan a aumentar la participación femenina en política.
Un estudio del Instituto Nacional de Estadísticas, publicado el Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo de este año, muestra un ligero aumento en el número de legisladoras nacionales.
Según ese organismo, entre 1992 y 2002 cayó la presencia femenina en el parlamento de 23 a 10, entre los 180 miembros que la integran.
Pero entre 2002 y 2012, pasó de 10 a 25.
A escala local, entre 2007 y 2012, solo hubo 24 mujeres entre los 360 alcaldes del país.
Además, Camerún tiene seis ministras en un gabinete de 30 secretarías, y hay cuatro directoras generales al frente de organismos estatales.
Claude Abe, conferencista de la Universidad Católica de África Central, en Yaundé, donde viven 20 millones de personas, explicó a IPS las causas de la mala representación femenina en los cargos de decisión.
“Desde el punto de vista estructural, la sociedad camerunesa se ubica entre tradición y modernidad. Por ello, hay muchos elementos tradicionales que persisten de larga data y que siguen teniendo un papel en nuestra sociedad”, explicó.
“Hay una categoría de mujeres que son un escollo para otras, pues no están preparadas para votar a una congénere solo por su condición de mujer”, precisó.
Además, muchos hombres siguen creyendo que el lugar de las mujeres está en el hogar, mientras que muchas de ellas piensan que no pueden desempeñar un papel en política.
“La política requiere de mucho dinero. Invariablemente, la mayoría de las mujeres dependen económicamente de los hombres, y eso limita su capacidad de involucrarse en ese ámbito”, agregó.
Por Dorine Ekwe Fuente: IPS