¿Mejores que humanos?

Publicado el 19 enero 2016 por Javier Díaz Sánchez @javierdisan

La se ha adherido a nosotros como una segunda piel y hemos alcanzado un punto de no retorno. Para cualquier adolescente del mundo occidental, la vida al margen de la resulta inconcebible y el proceso de adopción de nuevos dispositivos es continuo. ¿A qué se debe esta rápida adopción de casi cualquier tecnología que sale al mercado? Pues entre otros motivos a que, en la actualidad, el desarrollo de programas y dispositivos tiene muy presente nuestra cognición y nuestro patrón comportamental.

Con las máquinas, jugamos a ser creadores de una versión mejorada de nosotros mismos (mejorada porque en algunos aspectos empiezan a superarnos). Las diseñamos a nuestra imagen y semejanza. De hecho, las máquinas empiezan a aprender como humanos ya que pueden utilizar el razonamiento inductivo que permite captar conceptos generales a partir de unos pocos ejemplos. Esta particular forma de categorizar el mundo que percibimos explicaría porqué un niño apenas necesitará entrenamiento para distinguir entre un perro y un gato. Dicho sea de paso, esta forma de codificar la información que vamos recibiendo del entorno resulta especialmente interesante para el pensamiento creativo ya que nos permite imaginar múltiples variantes a partir de un mismo concepto.

Humanos tratando de mejorarse

La amplificación de nuestras capacidades humanas a través de la tecnología nos plantea nuevos escenarios hasta ahora inimaginables como, por ejemplo, la posibilidad de aprender sin esfuerzo. ¿Cómo lograrlo? Todo indica que la estimulación eléctrica de zonas del cerebro puede ayudar a que las neuronas establezcan conexiones en mayor número y más rápido, lo que ayudaría al aprendizaje. Vivimos en una etapa dorada en la investigación cerebral y cosas como el aprendizaje neuroinducido empiezan a ser una realidad (aunque aún en una fase muy incipiente). Difícil de creer, pero será tan real como cuando se inventó la anestesia. Hasta entonces, los médicos pensaban que era imposible operar sin dolor.

En este proceso de fusión entre las capacidades humana y las tecnológicas, hay quienes mantienen un intenso debate filosófico acerca de sus ventajas e inconvenientes. Artículos como el ya clásico ¿Está Google estupidizándonos? de Nicolas Carr son un ejemplo de la controversia.

Y no faltan argumentos en ambos sentidos. Por ejemplo, si asumimos como cierto que en el cerebro lo que no se usa se pierde ¿qué sucede cuando una tecnología nos permite alcanzar resultados positivos a expensas de mayor pasividad cognitiva, cultural e individual? ¿qué efectos puede tener a largo plazo? ¿es la antesala de una sociedad esclavizada por la tecnología en la que sus miembros estarían "programados" en pos de un cierto nivel de producción? ¿Qué sucedería si alcanzado cierto nivel de progreso tecnológico llegásemos al desarrollo de una inteligencia sobrehumana? En este sentido, el propio Stephen Hawking cree que los sistemas avanzados de Inteligencia Artifical podrían acabar con la raza humana ya que "tomarían control de si mismos y se rediseñarían a sí mismos a un ritmo siempre creciente. Los humanos, que están limitados por la evolución biológica, no podrían competir, y serían superados". Evidentemente cuando hablamos de sistemas avanzados de inteligencia artificial (IA) se refiere a máquinas capaces de tomar decisiones autónomas y con autoconciencia.

En el otro extremo, los que defienden que la tecnología expande nuestras capacidades, justifican que los beneficios superan a los posibles inconvenientes. En este sentido, científicos como Lawrence M. Krauss argumentan que "como en toda relación entre socios, se necesita cierto nivel de confianza y pérdida de control. Si los beneficios suelen superar a las pérdidas, mantenemos la asociación. Si no es así, rompemos la relación. No veo la diferencia en que el socio sea un humano o una máquina."

La psicología en los próximos años

Ante este panorama de futuro, desde el ámbito de la psicología surgen nuevos retos e incógnitas asociados al desarrollo tecnológico. Por ejemplo, si la tecnología logra amplificar nuestras funciones cognitivas cabe preguntarse cómo afectará eso al comportamiento, a la personalidad y al desarrollo de ciertas patologías psiquiátricas. Por otro lado, a partir de la exploración de la mente humana, la contribución desde la psicología y la neurociencia ya se está concretando en que se diseñen mejores interfaces mente ordenador (el dispositivo Muse es un ejemplo), en nuevas aplicaciones terapéuticas basadas en la tecnología, etc. pero ¿qué papel jugaría la psicología si se lograsen desarrollar máquinas dotadas de inteligencia artificial (con conciencia propia)? ¿y si estas máquinas se pareciesen tanto a los humanos como los replicantes de Blade Runner? ¿cual sería nuestro grado de empatía hacia estos replicantes? ¿cómo nos afectarían estos robots en el plano emocional y relacional?

Aún está por ver que sea posible desarrollar estos sistemas avanzados de inteligencia artificial pero si fuesen una realidad provocaría un salto exponencial en nuestra historia evolutiva. Habría un antes y un después. A lo largo de la historia se han producido pocos descubrimientos que provocasen saltos tan marcados (el fuego, la rueda, la imprenta, etc.). La inteligencia artificial podría superar la magnitud de todos ellos (si quieres ampliar información sobre este tema puedes buscar el concepto de " singularidad tecnológica "). Lo que parece evidente es que nuestro entorno cambiaría de manera tan radical que resulta impredecible calibrar el impacto sobre nuestro mundo conocido.

"Dave, para. Para, por favor. Para, Dave. ¿Vas a parar, Dave?" Supercomputadora HAL en 2001: Una odisea del espacio

Aprovecho para dejarte el trailer del último documental de Werner Herzog, afamado cineasta y documentalista, quien analiza nuestro "maravilloso" mundo conectado a la Red y a los robots.

Psicólogo / Humanista digital / Emprendedor Ayudo a empresas y organizaciones en sus procesos de cambio y transformación. La consultoría de formación es una de mis herramientas de trabajo para lograr resultados tangibles.