Meknés I: Breve repaso histórico

Por Pabloyfernando

Aunque existe unanimidad entre los historiadores en establecer como origen de Meknés los asentamientos de la tribu bereber de los Mecnasa en el corazón de la llanura del Sais, en las fértiles tierras que riega el rio Bou Ferkane, fundando la llamada Mecnasa et Zitoun (Meknés de los Olivos), esa unanimidad desaparece cuando se trata de dar fechas concretas a dicho asentamiento, estableciendo algunos en el s IX y otros en el s X, los orígenes de la ciudad.
Al Hasan Ben Mohamed Al-Wazzan Al Fasí , mas conocido como León el Africano, cronista de escepción, viajero incansable y autor de uno de los primeros tratados geográficos conocidos sobre África, nos narra así el nacimiento de la ciudad:
"Mecnase es una ciudad cuyo nombre la tomó de sus fundadores. Dista aproximadamente 30 millas de Fez, 50 de Salé y 15 del Atlas. Cuenta con 6.000 familias, lo que hace que la ciudad esté muy poblada. La tribu de los Mecnasa, vivió en el campo muy unida en constante paz hasta que nacieron partidos y discordias, formándose dos agrupaciones, una de las cuales obligó a la contraria a defenderse, por cuya causa surgió esta ciudad"(1)
La bonanza de sus tierras, regadas por los arroyos que bajan de las últimas estribaciones del Atlas Medio, y la fama de sus cultivos, principalmente olivos, vides y frutales, propiciaron que la ciudad estuviera siempre en el punto de mira de las distintas dinastías bereberes que gobernaron el pais en los primeros siglos del segundo milenio.- Así, los Almorávides tomaron la ciudad en 1069 y construyeron los primeros bastiones defensivos, lo que le otorgó una cierta protección, potenciando así su desarollo y el crecimiento de su importancia como centro agrícola.-

Pero la inestabilidad política de la época no permitía el desarrollo continuado de ninguna ciudad, y así, los Almohades la señalan como uno de sus primeros objetivos, y comienzan el asedio a la ciudad hacia el año 1138.- Un asedio que se prolongará durante siete años, hasta que en 1145 Meknés cae en manos de Andelmoumén, fundador de la que será la nueva dinastía que regirá los destinos de gran parte del Magreb y de la península Ibérica.- Ni que decir tiene que una buena parte de la población fué ejecutada -como premio, sin duda, a los largos años de penurias hechos pasar a los invasores durante el asedio- y los saqueos y desmanes proliferaron como moscas en verano.- La conquista de Meknes deja a los almohades el terreno abonado para la caída de las dos ciudades mas importantes, Fez, que es conquistada un año después, y Marrakech, la capital, al año siguiente.-
Al igual que sucedió en Marrakech, gran parte de la ciudad resultó arrasada, en parte fruto del asedio, en parte consecuencia de la idea de Aldelmoumén de reconstruir la ciudad, previa demolición de cualquier vestigio de la dinastía anterior (por qué será que ésto me suena familiar).- El hecho es que Meknés fué poco a poco despoblándose y cayendo en el abandono, entrando así en uno de esos periodos de olvido y decadencia que a lo largo de su historia se han ido alternando con etapas de desarrollo e incluso de esplendor.- No obstante, algunos edificios construídos en la época almohade han llegado hasta nuestros días, como la Gran Mezquita (foto drcha.- foto sup. izda, detalle del tejadillo de la puerta de entrada).-
Cuando el debilitamiento de los almohades se hace patente, principalmente a partir de la derrota en la batalla de las Navas de Tolosa, que supuso el principio del fin de la presencia musulmana en la península, hacen su aparición en la historia las tribus meriníes, que desde el sur de Marruecos fueron ascendiendo poco a poco por las áridas mesetas situadas al este del Atlas, hasta encontrar el corredor de Taza (estrecho paso natural entre el Atlas Medio y la cordillera Rifeña), la llave tradicional para acceder a Fez y el centro del pais.- Debido al práctico abandono de la ciudad al que nos hemos referido, Meknés es una de las primeras cuidades en caer en manos de la que sería la siguiente dinastía en regir los destinos del pais, los Benimerines.


Con la caída definitiva de Marrakeh, la hasta entonces capital, en 1.269, Fez, que había sido conquistada unos años antes que Marrakech, fué elegida por los soberanos de la nueva dinastía como sede del Majzen, y nueva capital del reino.- Este traslado de la capitalidad a Fez, significó un nuevo impulso para la cercana Meknés, que comenzó poco a poco a ver algo de luz tras tanta oscuridad.- Su situación geográfica, a menos de un día de viaje de la capital, en la ruta hacia los puertos del Atlántico y nudo de enlace en las comunicaciones con el norte, camino de Tánger, y con el sur, cruzando el Atlas Medio, determinó que algunos visires establecieran en ella su residencia.- Al mismo tiempo, la acción constructora de los benimerines se hace notar, y, principalmente durante el reinado de Bou Inan, se levantan nuevas mezquitas, varias fonduqs y una medersa, que -al igual que la de fez- lleva el nombre del monarca que la mandó edificar, Bou Inania (foto inferior, y foto izda, detalle de la decoración de una columna).-


A mediados del s XIV, otro de los grandes viajeros de la historia, el tangerino Ibn Batuta, formando parte de la comitiva del sultán Bou Inan, realizó una escala en la ciudad previa a un viaje a Mali, dejando patente la recuperación y el auge de la ciudad:

" LLegamos luego a Mequinez, la maravillosa, verde y floreciente, rodeada por todos los lados de vergeles, huertas y olivares" (2).-

Los últimos años de reinado de los benimerines, en el último tercio del s XIV, y la práctica totalidad del s XV, suponen una época de inestabilidad política y social, donde las conspiraciones palaciegas, las traiciones y los asesinatos de los adversarios políticos, estaban a la orden del día (algo que también funcionaba al otro lado del estrecho), siendo la autoridad de los sultanes prácticamente nominal, y circunscrita al ámbito territorial inmediato.- Esto se traduce en la aparición (tal y como sucedió en la orilla norte con los reinos de Taifas) de numerosos "minireinos", enfrentados a menudo entre sí.- Este panorama político, como es lógico, no contribuyó en absoluto al flotrecimiento de Meknés, más bién al contrario, ya que gran parte de su población bereber abandonó la ciudad, estableciéndose en las vecinas montañas.
León el Africano, que visita la ciudad varias veces a finales de esta época que podríamos denominar oscura, en los primeros años del s XVI, nos habla de este periodo de asedios y guerras continuas, y sus consecuencias para Meknés:
"La ciudad sufrió enormes contratiempos en las pasadas guerras habidas entre los señores de aquellas regiones y en cada una de ellas se empeñó en treinta o cuarenta mil ducados, y hay que tener en cuenta que fué sitiada muchas veces y cada sitio duraba de seis a siete años. En mi tiempo, cuando el poderoso Soberano de Fez fué elegido rey, se reveló contra él un primo hermano suyo de gran popularidad. De ahí que el rey llegó con su ejército y puso sitio a la ciudad durante cerca de dos meses y, no queriendo rendirse a los ciudadanos, fueron dañados en todas sus propiedades y la ciudad se empeñó en veinticinco mil ducados"(1)
Apenas unos años después de la época pintada por León el Africano, en el primer tercio del S.XVI, una nueva familia, esta vez de orígen árabe y que se autoproclamaba descendiente del Profeta, procedente de los valles suratlásicos del Sous y del Draa, empieza por acaparar el poder militar y político para terminar fundando la que será la primera dinastía no bereber de Marruecos, la de los Saadíes.- Tras tratar de empezar a poner órden ante tanto caos y a organizar algo parecido a un control por parte del sultan, al menos en lo que se considera el núcleo del pais, el eje Fez-Marrakech, una de las primeras decisiones de los nuevos gobernantes, concretamente del sultán Ahmed al-Aredj, es devolver la capitalidad a Marrakech, que conocerá de mano de los saadíes su época de máximo apogeo.
Por contra, Meknés cayó en el olvido, entrando en otro periodo de decadencia.- La vorágine constructora de los saadíes en la capital, no tuvo reflejos en las ciudades provincianas, y Meknés sobrevivió gracias a sus cultivos y a su actividad comercial fruto de su privilegiada situación geográfica.- Pero la oportunidad de Meknés aún no había irrumpido en la historia, y la esperaba agazapada a la vuelta de un siglo y medio.

Pero el atractivo del poder es sugestivo, y tras el periodo de conquistas y riquezas que supuso el reinado de Ahmed Al Mansour, las luchas intestinas y fraticidas en el seno de la familia gobernante desembocaron inevitablemente en el progresivo deterioro de la acción de gobierno, y en un nuevo periodo de inestabilidad, que terminó con la llegada de una nueva familia -también bajo el prestigio de proclamarse descendientes del Profeta-, procedente de las fértiles tierras del Tafilalt, y que fundará la dinastía alauita.- Muley Al Rachid, considerado el primer monarca alauita, conquita Marrakech en 1669, trasladando nuevamente la capital a Fez.- A su muerte, tres años más tarde, le sucede su hermano Muley Ismail.-
Este hecho tiene una enorme trascendencia para Meknés, y va a suponer una transformación radical de la ciudad. El nuevo rey traslada una vez más la capitalidad, pero no para devolvérsela a Marrakech, sino para establecerla en Meknés.- Otra vez su situación estratégica, y en este caso, el ánsia de crear un estado nuevo, alejado de las tradicionales intrigas palaciegas, pudieran estar detrás de esta decisión.- Pocas ciudades están tan íntimamente ligadas a un personaje histórico como Meknés lo está a Muley Ismail.- Gran parte de la ciudad y sus monumentos, gozan siempre del complemento determinativo "de Muley Ismail" : la ciudad de Muley Ismail, los graneros de Muley Ismail , las caballerizas de Muley Ismail, las mazmorras de Muley Ismail, el Mausoleo de Muley Ismail, y así podríamos seguir hasta cansarnos.(foto superior, los graneros de Muley Ismail)

El nuevo soberano se consagró a la tarea de consolidar un gobierno fuerte y respetado (aunque sea un eufemismo, suena mejor que temido, que sería -quizás- la palabra correcta), y para ello, la sede del mismo- Dar el Majzen- , tenía que ser poderosa y deslumbrante, sin parangón en todo el reino.- Al igual que su vida (de la que hablaremos en otra entrada, ya que el personaje lo requiere), la obra de Muley Ismail, tiene como característica fundamental la desmesura y la megalomanía- Todo es colosal, todo es "a lo grande".-Una febril actividad constructora inunda la ciudad.- Algunos barrios antiguos son destruídos para poder edificar una nueva ciudad junto a la antigua medina, una ciudad de proporciones colosales, que albergará el palacio del sultan y a toda su administración y su ejército (los números asustan), puntales sobre los que se basará el poder real.- El primer objetivo es fortificar la ciudad, por lo que se la dota de varias decenas de kilómetros de murallas, formando varios recintos defensivos, rematadas por magníficas puertas de entrada, como Bab Berdain, Bab El Jhemis, y la monumental y magnificamente decorada Bab Mansour (foto de inicio).- Se levanta el inmenso complejo palaciego de Dar Kebira, con más de cincuenta palacios, se construyen inmensos graneros para almacenar las reservas alimenticias , se ajardinan amplios espacios y se construye un voluminoso estanque, el estanque de Agdal, que servirá de asueto y esparcimiento a la familia real y su séquito, al mismo tiempo que supone una amplia reserva de agua para la ciudad en caso de asedio (foto inferior).- Incluso mandó construir en vida su fastuoso Mausoleo (foto superior).- Muchos de los materiales utilizados en la construcción de la nueva ciudad imperial fueron expoliados de los palacios que la anterior dinastía de los saadíes habían construido en Marrakech, pricipalmente del Palacio El Badi, y de la cercana Volúbilis, de la que se extrajeron numerosas columnas y capiteles.- Así, lo que hasta ese momento no había dejado de ser una ciudad provinciana, se va a convertir en una ciudad Imperial en toda la regla.

A la muerte de Muley Ismael en 1727, tras un reinado de más de medio siglo, sus sucesores culminan las construcciones iniciadas, pero su relación con la ciudad se deteriora, y la despojan de su capitalidad, trasladándose de nuevo a Fez.- Un episodio ilustrativo de este divorcio entre la ciudad y los nuevos sultanes, es la destrucción de la llamada "ciudad de los jardines", al oeste de Dar Kebira, por parte de Muley Abdallah en 1729, en venganza por el desaire recibido al entrar en la ciudad tras una fracasada campaña contra las tribus bereberes del Atlas.- Aunque Meknés siguió siendo utilizada esporádicamente por los sultanes alauitas como lugar de descanso en sus viajes a Rabat o Marrakech, la ciudad fué cayendo poco a poco en el olvido y en un nuevo periodo de decadencia y abandono, y así, de ser una rutilante ciudad edificada sobre expolios de glorias pasadas, pasó a ser una ciudad expoliada, ya que muchos de sus materiales nobles fueron saqueados para la construcción de nuevos palacios en Fez (aquello que dicen que "donde las dan las toman").- El terremoto de 1755, conocido como el terremoto de Lisboa, tuvo también fatales consecuencias para Meknés, con el derrumbamiento de algunos edificios y lienzos de la muralla.- La ciudad se sumió en una profunda y duradera crisis.
Esta decadencia y abandono de la ciudad, en contraste con su antiguo esplendor, del que aún quedan trazas, es constatada por el escritor francés Pierre Loti, que realiza un viaje a Fez y Meknés en la primavera de 1889, acompañando al embajador francés en Tánger, Jules Patenotre.- Loti nos describe como nadie el grosero contraste de una ciudad palaciega magnífica, agotada por el tiempo y abandonada al recuerdo de sus glorias pasadas :"...reaparece de pronto Mequines, mas próxima ahora, muy cerca de nosotros, de aspecto inmenso, sumido en la sombra de una serie de colinas tras las que el sol se pone. No estamos separados de la ciudad más que pos un barranco de verdura, poblado de álamos, de moreras de naranjos, de árboles ordinarios y en completo abandono, ostentando todos ellos sus frescos colores de abril. Muy en lo alto, sobre el fondo amarillento del cielo, se perfilan las series de fortificaciones superpuestas, las innumerables terrazas, los alminares, las torres de las mezquitas, las formidables alcazabas almenadas, y, sobre varios muros de fortaleza, la techumbre de azulejos verdes del palacio del sultán. Es más imponente, más solemne aún que el de Fez. Pero todo esto no es más que el espectro de una gran ciudad, un montón de ruinas y de escombros en el que habitan apenas cinco mil almas, árabes, bereberes y judíos."(3).-


En la primera mitad del pasado siglo, durante la época colonial del protectorado francés, la ciudad fué elegida, nuevamente por su estratégica situación geográfica, como sede administrativa y de importantes contingentes militares, y , al otro lado del rio Bou Ferkan, se comenzó a erigir la ciudad moderna, fiel a la política ideada por el Mariscal Lyautey, Comisario General de Francia en Marruecos, de no interferir en la arquitectura y urbanismo tradicionales de las ciudades marroquíes y en su idiosincrasia y cultura.- Paralelamente, se vuelve a desarrollar el tradicional potencial agrícola de las fértiles tierras que la rodean, principalmente el cultivo del olivo y de la vid, lo que convierte a Meknés en la principal región vinícola del pais.-
Tras la independencia Meknés ha seguido manteniendo su importancia, siendo en la actualidad la quinta ciudad de Marruecos, con una población que ronda el medio millón de habitantes.- La declaración de la Medina y toda la Ciudad Imperial como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, ha servido de acicate para la restauración de algunos de sus monumentos y devolver así a esta maravillosa ciudad algo del esplendor de antaño.
NOTAS.-
(1).- León el Africano.-"Breve descripción de África y de las cosas notables que en ella se encuentran".- Traducción y Edición crítica de Luciano Rubio.- Hijos de Muley Rubio.- Madrid 1999.-
(2).-Ibn Battuta.- "A través del Islán".- Introducción, traducción y notas de Serafín Fanjul y Federico Arbós.- Alianza Editorial.- Madrid 1987.
(3).- Pierre Loti.- "Viaje a Marruecos".- Ediciones Abraxas.- Barcelona 1999.-