Melancolía de literatura en Enrique Vila-Matas

Publicado el 26 agosto 2017 por Miguelj14

Samuel Riba es el protagonista de Dublinesca, un personaje que cae en una aparente depresión tras terminar su carrera de editor literario insertado en una novela donde parece que no sucede nada más que la muestra y constante repetición de que estamos ante un hombre triste al que le han quitado todo en lo que creía: la literatura en papel sustituida por el mundo digital y su posterior auge, el que vivimos en la actualidad.

Aunque quizá el punto clave que más lo hace sentir mal sea recordar los autores y las obras que publicó (muchos de ellos escritores contemporáneos reconocidos en la realidad), junto a la duda de si no encontró al gran escritor. Esto tendría poco sentido para la persona que ve natural el cambio de las cosas por el reemplazo de otras, más aún sin estar apegada o tener la literatura dentro de sus intereses.

Ése podría uno de los sentidos de la novela, aunque tampoco se debe ser teórico literario para ver que estamos ante un personaje que, antes de estar solo, busca el cariño de los demás a como dé lugar, porque ha perdido su identidad -si es que tuvo alguna-, donde entre tantos libros se reconocía en sus autores publicados y ahora no sabe ni quién es.

De esta forma, se presentan varias escenas donde vemos a un personaje miserable, con cero simpatía y en búsqueda del aprecio de sus amigos, quienes evidentemente lo hacen a un lado al ver a alguien que sólo provoca compasión, más que cualquier otra cosa. Extrañamente, hay situaciones de humor en esto e incluso resultan los pasajes más divertidos de la obra.


La historia posee una gran melancolía que, entre la seriedad, el humor y las reflexiones literarias, muestra la angustia del ser determinada por el pasado y el futuro de hacia dónde irá nuestra vida y si está podrá cambiar al viajar a otro país e imaginar situaciones que nos hagan sentir cómodos, cuestión que contrasta y se agradece con la aparición del budismo en el personaje de Celia, esposa de Riba e insinúa el absurdo sufrimiento de este llevado por los deseos del 'Yo' que podrían ser alejados con una forma de vida más relajada y con menos presión creada.

No sé qué tanto Enrique Vila-Matas tomara en serio a Samuel Riba, porque hay burla hacia este personaje pero también hay algo de lástima y ternura en su personificación expuesta por un narrador que abunda en muchas referencias literarias, encabezadas por los escritores Paul Auster, James Joyce y Samuel Beckett, sobre las formas de hacer literatura, el acto de leer y escribir una novela, placeres perdidos que sólo lo son porque así se desean ver.

Dublinesca posee una riqueza de temas, sensaciones y sugerencias que van más allá de su simple historia, desde el humor, la frustración y los pensamientos sobre la novela y la literatura, aunque para su comprensión no estén en los mismos niveles, ya que para un entendimiento total se debe por lo menos conocer qué hicieron o cuál es la importancia de Auster, Joyce y Beckett, lo cual probablemente aumentará el disfrute, aunque no por ello margina los anteriores temas sin necesidad de referencias, sólo con darnos cuenta de que somos seres humanos que, en la mayoría de los casos, sufrimos porque así lo decidimos, como también elegimos no reírnos de ello.


POR MIGUEL JIMÉNEZ ÁLVAREZ


Estudia Periodismo. Escribe para recordar que olvida. Fan de los relatos sorprendentes, las películas raras y la caja idiota que incluye futbol.