Melasma : toda la verdad
Publicado el 02 septiembre 2012 por Demoniatentacion
1 de cada 3 mujeres busca solución para esta mancha. Contamos la única
alternativa
“Mujer, mayor de 20 años y expuesta a horas de sol acude a consulta
dermatológica”. ¿Te identificas? Si sigues leyendo es porque la palabra “mancha”
está en tu diagnóstico de piel. Si además has vuelto de la playa, seguro que tu
preocupación no se llama estrés vacacional, se llama melasma.
Esa
desesperante mancha que se oscurece en verano y, en la mayor
parte de los casos, aparece en el labio superior empeñándose en crear
un parentesco entre las mujeres y
Charles Chaplin.
La realidad es que vivir en uno de los países más soleados de las tierra no
lo pone fácil. La buena noticia es que sí puedes ponerle freno.
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Nos aporta el dato de 1 de cada 3 mujeres el Profesor Vicente
García-Patos, Catedrático de Dermatología de UAB Barcelona. Y de aquí
el motivo de este artículo. Tras preguntar a nuestros expertos, adelantamos que
no hay fórmula milagrosa que lo elimine por completo pero sí que (aparentemente)
lo borre.
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¿Cómo saber que se trata de un melasma? La mancha es de
color marrón oscuro y aparece en mujeres mayores de 20 años. ¿Sus dianas
favoritas? Labio superior, frente y pómulos. La Dra. Mª Teresa Gutiérrez
Salmerón, miembro de la AEDV, da una explicación clara acerca de su
naturaleza: “El melasma o paño tiene su origen en una predisposición hormonal y
se manifiesta siempre por mediación del sol”.
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¿Existe el cosmético ideal? En palabras de Gutiérrez
Salmerón, el único tratamiento capaz de mantenerlo a raya (que no
eliminarlo por completo) es un concentrado de hidroquinona y ácido retinoico
elaborado por un dermatólogo y al que el paciente debe ser fiel.
El secreto
real y eficaz está en la protección solar. ¡Pero ojo! Los filtros no sirven de
escudo por igual.
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El protector bien aplicado, el mejor aliado. Existen
infinidad de fórmulas para protegerse del sol y, por consiguiente, del melasma.
Sin embargo, ninguno de ellos consigue una protección cien por cien eficaz. “No
es culpa de las cremas protectoras, si no del mal uso que hacemos de ellas”,
asegura la dermatóloga. Hay que repetir la aplicación cada dos horas, y
protegerse incluso en invierno.
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Filtros físicos o minerales: Están fabricados a base de
minerales triturados. Éstos actúan como un escudo solar (un muro que rebota los
rayos de sol) impenetrable. Punto débil: sus fórmulas dejan un tono blanquecino
poco favorecedor en la piel, lo que provoca el rechazo de usuarios. ¿Lo bueno?
Sus recetas están cada día más depuradas.
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Filtros químicos: son las clásicas fórmulas con SPF (factor
de protección solar). Fabricadas a base de agentes químicos, penetran en la piel
y protegen del sol desde dentro. Punto débil: no son los más idóneos para
pieles sensibles y si no eres constante en la aplicación, protegen menos de las
radiaciones que los filtros físicos.
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Filtros Biológicos: Son la última generación de filtros.
Están fabricados a base de minerales e ingredientes químicos. Los más modernos
incluyen además vitaminas y otros agentes anti-oxidantes. Punto débil: como los
químicos, requieren de una aplicación rigurosa para ser efectivos.
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¿Cuál elegir? La recomendación de los expertos es que el filtro ideal
sea físico, ya que frena literalmente los rayos de sol. “Por mi parte
suelo sugerir a mis pacientes que elijan fórmulas agradables, cosméticamente
hablando, para asegurarme de que las utilizan. Así es más probable que sean
constantes en la aplicación. La garantía de un filtro depende de quien
lo usa, y no tanto de la fórmula en si”, asegura la Dra.
Gutiérrez Salmerón.
Consejo: Durante todo el año (no sólo en verano) lleva como imprescindibles
en el bolso: sombrero o gorra y un protector SPF 30 o superior. Los formatos en
stick o polvera con espejo son más prácticos porque ayudan a controlar la zona
de aplicación.