El melocotón es un árbol originario de China, Afganistán e Irán. Actualmente, y junto con el manzano, posiblemente uno de los más cultivados en todo el mundo.
Fue traído a Occidente por los romanos que lo tomaron como originario de Persia y así lo denominaron. Esta denominación, «persica» -usada en su antiguas denominaciones genérica o específica (Prunus persica, Amygdalus persicus, Persica vulgaris, …)- persiste en numerosos nombres populares ibéricos como, por ejemplo, alberchigo (el pérsico) o bresquilla/fresquilla (por metátesis de «persquilla»).
Su fruto es el melocotón o durazno. También conocido como piesco, contiene una única semilla encerrada en una cáscara dura, el «hueso». Esta fruta, normalmente de piel aterciopelada, posee una carne amarilla o blanquecina de sabor dulce y aroma delicado. La época para la obtención de este fruto va de mayo a septiembre, dependiendo de las zonas de cultivo.
El melocotón debe su color a la presencia del caroteno, culpable de su coloración amarillenta. Esta sustancia, posee propiedades anticancerígenas y antioxidantes.
Ricos en fibra (lo que le confiere propiedades laxantes) y carbohidratos, los melocotones frescos son bajos en proteínas y grasas, por tanto bajos también en calorías (en su composición cuenta con un 86% de agua), por lo que su consumo está indicado en dietas de adelgazamiento.
El melocotón destaca -como se deduce en lo anteriormente expuesto- por su aporte de vitamina A, pero no dejemos de lado que también contiene vitaminas C, B1, B2 y B3, las cuales contribuyen a la buena digestión de los alimentos.
Gracias a su elevado nivel de hierro, se le considera un potente reconstituyente.
Otros minerales que aporta son potasio, fósforo y calcio, siendo muy bajo en sodio, lo cual lo hace recomendable para aquellas personas que sufren hipertensión arterial o afecciones de vasos sanguíneos y corazón.
Contraindicaciones
No obstante, tanto el hueso de la drupa como las hojas no deberán consumirse, pues posee una sustancia llamada amigdalina, la cual es tóxica y libera ácido cianhídrico.
Elección y conservación de los melocotones
Los melocotones han de comercializarse:
- Enteros
- Sanos: se deben excluir los frutos afectados de podredumbre o alteraciones que los hagan impropios para el consumo
- Limpios, prácticamente exentos de partículas extrañas visibles
- Exentos de humedad exterior anormal
- Exentos de olor y/o sabor extraños
- Desarrollados suficientemente y con un grado de madurez que les permita soportar la manipulación y el transporte
Sabemos que están en su punto de madurez y listos para comer por su color, cuando no quede en su piel ningún trozo verdoso.
Hay que tener en cuenta también la categoría a la que pertenecen, ya que se pueden obtener:
- Categoría Extra
- Categoría I
- Categoría II
- Categoría III
Para clasificarlos en una u otra, se valora la calidad, la homogeneidad en forma y color, la presentación, la carencia de defectos en la epidermis o en la carne del melocotón o la cantidad y grado de los mismos, aunque siempre con unos límites permitidos.
También el envasado es muy importante para su mantenimiento, según la categoría a la que pertenezcan y jamás se debe mezclar con otro tipo de fruta.
Para su conservación, una vez en nuestra casa, es conveniente dejar esta fruta a temperatura ambiente hasta que alcance el punto óptimo de madurez y una vez conseguido, conservarlos en frigorífico y separados de otros frutos.
Nuestra recomendación particular
Después de recibir los melocotones de secano de La Montaña de Alicante que adquirimos a través de la web de Fruta de La Sarga, en perfecto estado de comercialización, presentación y envasado… y sobre todo después de haberlos olido y probado, desde este pequeño rincón de la nube os los recomendamos seriamente.