Pero claro, una boda es una boda, y aunque ellos no querían mucho follón, había que celebrarla. Así que por la tarde hicieron una merienda en el río. Simone es italiano y cocinero así que imaginad qué cosas tan ricas hizo. Una amiga de Gloria hizo unos muffins decorados y de Villar trajeron una tarta de merengue. Un poco de sangría, unas papas, sorbete, unos globos, y fiesta al canto!
¿Por qué cuento todo esto? pues porque yo participé muy activamente. Os enseño unas fotos y lo entenderéis.
Gloria no quería ramo de flores. Bueno, pues no llevó flores, pero sí ramo.
Llegó el momento de la tarta, y ahí estaban esos pajaritos dándose un piquito, con su pajarita él y su velito de novia ella. Oh, l'amour...
Y no acabó ahí la cosa. LLegó el momento "detalle de la madrina", un imán para la nevera, con una foto de la familia.