Con motivo de las fiestas de Madrid Orgullo (que este blog referenció en el pasado, en ocasiones como esta o esta), publico el presente nuevo artículo, que, sin embargo, ya llevaba tiempo gestándose en mi mente como interesante y necesario.
Todo lo cual es paradójico, precisamente porque se trata de un «memorándum» es decir, una publicación que sólo rescata una anterior, que, sin embargo, por su temática, estas fechas, y los tiempos que vivimos, resulta de lo más apropiado revisar, tornándose casi algo nuevo.
La narración «Travesti» hizo su aparición en Universo de A hace aproximadamente catorce años, aunque es sabido que ya había sido escrita, e incluso publicada, con anterioridad en otros medios, en versiones, generalmente, más breves… con lo que se puede decir, que la publicada por este blog es la versión última y definitiva (como es habitual por otra parte, también Paperblog, que saca contenido de esta bitácora, suele tener las versiones más primitivas de todos los artículos).
¿Por qué es relevante sacar a colación todo este histórico? bueno, pues sobre todo para saber si el relato envejeció bien o mal, ya que, con todos los cambios sociales y políticos que se han atravesado, tanto a nivel nacional en España, como incluso a nivel global, parece extremadamente interesante plantearse lo vigente que sigue resultando esta historia de ficción.
Sin embargo, no está de más decir que cuando se creó, fue sin ninguna otra intención que la de hacer comedia: en realidad, no se pretendía otra cosa que contar la historia de una persona que es confundida con lo que no es y de que algo malo a priori puede no resultarlo finalmente, de eso trata realmente… jamás se pretendió hacer apología ni adoctrinamiento de absolutamente nada: la protagonista es confundida con una persona transexual (o, en cualquier caso, con una identidad sexual diversa), pero podría haberlo sido con cualquier otra cosa… como un elefante (claro que esto último hubiera sido demasiado absurdo -aunque conste que se valoró en el proceso de su escritura, de hecho- y el relato no hubiese funcionado del mismo modo).
De cualquier modo, ya en los tiempos en los que esta narración fue hecha pública (recordémoslo, hace más de una década, cuando las cosas eran muy diferentes), resultó polémica, provocaba sentimientos agridulces, contradictorios, destemplaba… especialmente a personas de ideas fijas: por supuesto, había a quienes les provocaba rechazo y/o incomodidad la sola temática, y ya por ello preferían no saber nada de semejante tema (indirectamente relacionado con esto, como curiosidad, comentar que con el paso de los años en el blog, este relato fue tomado por algo pornográfico por los buscadores de internet; y quienes llegaban a él, querían encontrar otro tipo de contenido… ¡menuda sorpresa se tenían que llevar al leerlo ja, ja, ja, ja!); pero esta ficción escrita tampoco encontró aprobación alguna por parte de los más acérrimos defensores del colectivo LGTBIQ+, una de las cuales declaró: «hay cosas que nos gustan y que podríamos utilizar… pero otras…»… claro que ella no podía entender que el autor no desease que su creación se usase con ningún propósito, ni de un bando ni de otro, tal vez precisamente por esto, ella fue incapaz de entender que la respuesta a su constante pregunta de «¿pero tú qué querías decir?, porque algo querrías decir…» en realidad, no necesariamente tenía respuesta, o desde luego, no una clara, consciente, y concreta. Es lógico: en este blog siempre se ha defendido (y defenderá) que una cosa es la literatura, la creación… y otra la propaganda. Y a pesar de lo anterior, años más tarde, incluso en el mundo editorial, un profesional de este llegó a preguntar, clara y directamente, si la obra defendía los valores LGTBIQ+, porque ellos estaban para eso (a pesar de que no constase de forma oficial en ningún sitio como tal).
Sin embargo, aún con todo lo anterior, lo cierto es que el arte no puede escapar al mundo en el que vive y ser su espejo, aunque sea deformado… así pues, han pasado catorce años de la publicación aquí de «Travesti»; en este tiempo hemos vivido a nivel mundial el auge y decadencia de la imagen (marca, si se quiere, hoy todo lo es, hasta los países) LGTBIQ+ (que cada vez levanta más críticas, nada silenciosas, y con una aprobación más mayoritaria… algo que hace unos años hubiera sido inimaginable), la cultura Woke (profundamente ideologizada, politizada y comprometida con lo no normativo -y, sin embargo, contradictoria e irrisoriamente… plagada de normas-… que pasó de que indignarse estuviese de moda y que incluso fuese algo positivo… al lema «go woke, go broke» -es decir, que te lleva a la ruina- ligado a la cierta repulsión general que provoca hoy día); y a nivel nacional de España, las conocidas popularmente como Ley Trans o del sólo sí es sí (ambas con múltiples escándalos a sus espaldas e incluso víctimas) han estado en el ojo del huracán de la opinión pública, con múltiples consecuencias; sin olvidar el como, incluso a nivel internacional, se ha querido ver en Begoña a Begoño, caso de la notoria mujer del presidente del gobierno (ahora más ocupada en otras cosas bastante más peligrosas y comprometedoras que las dudas que se han querido alentar sobre su género), que, si lo pensamos, atravesó una situación similar a la de la protagonista del relato que se rescata hoy… de hecho, quizás incluso, si lo leyese, se sentiría identificada.
En definitiva, ¿«Travesti» ha envejecido bien? pues releyendo esta narración breve, yo diría que en alguna cosa responde a su época; en otras, resulta absolutamente intemporal, es decir, lo que se lee podría pasar ayer, hoy y mañana… pero también claramente, se adelantó a su tiempo y resultó profética en ciertos aspectos… y sin duda, sigue siendo plenamente polémica (de hecho, incluso por cosas por las que no lo hubiera sido en el tiempo en el que salió a la luz, como el título, que hoy se ve como clara y absoluta políticamente incorrecto… lo cual también nos puede, y debe, hacer reflexionar sobre la evolución de nuestra sociedad) y por tanto de actualidad. Y es que en el fondo, la gente no cambia, por eso el arte y los clásicos siempre están vigentes, aunque pasen mil años.
¿Y tú qué opinas de este relato?, ¿lo habías leído ya?, tanto si la respuesta es «sí» como si es «no», a la luz de los actuales acontecimientos y con todo lo que ha pasado (y está pasando), está claro que deberías comprobar por ti mismo si, en tu opinión, esta narración ha superado la inefable prueba del tiempo… tú dirás.
Relato: Travesti