Revista Salud y Bienestar

Memoria de mi enfermera LVI: «Yo sufrí acoso sexual en el trabajo»

Por Lolamontalvo
Memoria de mi enfermera LVI: «Yo sufrí acoso sexual en el trabajo»
Me pasaron muchas cosas en mis primeros años como enfermera. Eran años en los que me tomaba todo muy a pecho y era tan simplona que no sabía reaccionar ni ponerme en mi sitio... pero eso no justificaba que me sucedieran ciertos percances como los que tuve que vivir. Seguro que pudieron ser muchos más de los que no tomé nota ni aprecié, porque se me educó en un ambiente machista, como a casi todas las mujeres de mi época y de tiempos anteriores a mí, y muchas circunstancias machistas o sexistas no las apreciamos porque se nos educó en la idea de que eso era lo «normal»...      Piropos, roces, preguntas sobre mi ropa interior, pellizcos en mejillas, apelativos cariñosos-íntimos, bromas de mal gusto. Y más:      He tenido que sufrir que, al llevar una historia de un enfermo a la sala de médicos en la que ya no quedaba nada más que el de guardia, éste se me pusiera delante de la puerta y no me dejara salir mientras me hacía preguntas personales a un palmo demasiado cerca de lo que a mí me gustaría, sin respetar mi espacio vital...      He tenido que sufrir que, mientras preparaba medicación en un control de enfermería de espaldas a la puerta, un médico me abrazara por detrás mientras pegaba su rostro a mi cuello... y, al reaccionar de mala manera, se riera afirmando que se había equivocado de persona...      He tenido que sufrir que, mientras el médico de guardia y yo visitábamos a un enfermo en su habitación y se le exploraba/auscultaba mientras yo sujetaba al enfermo en posición sentada para que no cayera hacia atrás, el médico se aprovechara de que yo tenía bien sujeto al enfermo por la espalda para hacerme manitas y gestos, algo que el enfermo no veía ni notaba... por suerte.      Me han pasado más cosas; sería prolijo exponer pero, sobre todo, creo que es innecesario. En mis primeros años como enfermera los médicos-hombre tenían una sensación de ser el gallo en medio de un gallinero, con todas sus gallinas a su disposición (así me lo afirmó más de uno y de dos... y de tres); las enfermeras estábamos en un plano de inferioridad a sus ojos que nos hacía para alguno de ellos carne de divertimento. Algunos de los médicos, ojo, estoy convencida de que no creían hacer nada malo ni ofensivo... sobre todo visto el punto de vista añejo de que los piropos y la atención del hombre hacia la mujer es una forma de caballerosidad que se acepta y se desea por parte de la mujer, algo así como que te abran la puerta o te dejen pasar antes o te cedan una silla...      También quiero añadir en este delicado tema, que los médicos acosadores, en mi caso, fueron una minoría, con respecto a todos los médicos con los que trbajaba.      En esos años no sentí ni una sola vez acoso o similar por parte de celadores o de otros enfermeros o personal sanitario o no sanitario masculino. En mi caso fueron siempre médicos. Y, quiero llamar la atención sobre esto, esta circunstancia que expongo no quiero que se tome como un ataque a un sector, el de los médicos, que podrían sentirse heridos por mi historia. Es que fue así como sucedió. Palabra por palabra. Si hubiera sido de otra manera, lo expondría de otra manera.
Han pasado muchos años de todos esto. Y hoy día ya no sufro nada parecido y, más aún, es que no lo consentiría. Reconozco que todo lo que he narrado más arriba ni lo denuncié ni me quejé a mis superiores. Mis únicas protestas ante esas manifestaciones iban dirigidas a sus autores y eran recibidas con una actitud de recelo y riña tipo: «¡qué te has creído...!» y similar. Ser contratado era un factor más que determinante que me llevaron a callar casi siempre y bandear lo mejor posible lo que me sucediera.      Pero eso no me impide preguntarme cómo está la cuestión hoy día. He visto con mis propios ojos acoso sexual entre compañeros en uno de mis destinos y por eso me planteé realizar una encuesta anónima, entre todos los profesionales de salud en todos los ámbitos y niveles de atención, a ver por dónde iban los derroteros. Lo pensé y me puse manos a la obra. Hice mi encuesta y la lancé a las RRSS... creí que me iban a contestar por miles o, por lo menos, por cientos. Pero me llevé un chasco. Sólo me han contestado 123 personas... y lo dejé varios meses y lo relancé con frecuencia: incluso me ayudaron compañeros con más seguidores que yo, a los cuales se lo agradezco de corazón. Estoy segura que, sin ellos, el resultado habría sido mucho peor.      Mi encuesta y la selección de personas que respondían no es en absoluto científica, por lo que sus resultados no tienen ningún valor. Su mediocre resultado le resta el poco que podría haber tenido en algún momento loco de imaginación... pero me pregunto que, dado que ha tenido una enorme difusión... ¿por qué no han respondido más personas? ¿Se le da realmente valor al problema del acoso sexual en el ámbito sanitario? ¿Se vive en un medio en el que se haya firmado sin saberlo un pacto de silencio, evitando que transcienda fuera de sus propios límites y que enturbie la imagen de nuestros profesionales?      En los magros resultados con los que me he topado, sale algo que me imaginaba... Al ser  una encuesta voluntaria, me han contestado más porcentaje de personas que sí han sufrido algún tipo de acoso sexual: un 59%, de los cuales la mayor parte son mujeres. Y, algo que me ha sorprendido: entre las personas acosadas, no sólo se han sentido molestos por personas de un nivel de formación superior, sino que en numerosos casos, la persona se ha sentido acosada sexualmente por personas con un puesto de trabajo de nivel inferior. Una persona incluso afirma que se sintió acosada por un paciente...      De ese 19% de hombres que se han manifestado víctimas de acoso sexual en el trabajo, de los que me han contestado por el origen de ese acoso, me responden que se han sentido acosados sexualmente por mujeres.
No tengo herramientas para encontrar datos reales de acoso sexual en el ámbito laboral sanitario. Creo que las personas que me han contestado han sufrido de una forma o de otra este tipo de delito en sus puestos de trabajo... y, creo que de verdad, que con que exista uno solo ya es demasiado. Vivimos en un mundo en el que se nos está acostumbrando a que lo que queremos lo tomamos sin más... aunque haya que pasar por encima del otro o de la otra. Por experiencia lo digo, sufrir acoso sexual en el trabajo es una de las formas de violencia silente que mayor poder tienen de generar mal ambiente de trabajo y afectar a tu plano personal.       Y quiero resaltar, que aunque en mi «encuesta» han aparecido pocos hombres manifestando un acoso sexual por parte de otros/otras deben de haber muchos más que no dicen nada... por la razón que sea; pero creo que deben de haber muchos más.       Insto a que se haga un estudio en profundidad que ayude a conocer la verdadera magnitud de este rancio y añejo problema... que es auténtico y enorme para el/la que lo sufre en sus carnes. Venga de donde venga y de quien venga.
Y, por ahora, nada más. Cuidaos, por favor...
PARA SABER MÁS:
  • «Acoso sexual y acoso por razón de sexo en el ámbito laboral» Ministerio de igualdad. 2010. España
  • «El hostigamiento o acoso sexual» OIT
  • «Acoso sexual en el trabajo» Capítulo 6.2. del libro: Manual de riesgos psicosociales en el trabajo: Teoría y práctica. de Fernando Mansilla Izquierdo en Psicología OnLine

       

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