Memoria de mi Enfermera XXII: "Esperanza"

Por Lolamontalvo

Imagen obtenida de Down España

Me llamo Esperanza y hoy empiezo el cole.Estoy muy nerviosa. Mamá me ha dicho que allí conoceré a nuevos amiguitos y que aprenderé un montón de cosas. Me hace mucha ilusión, pero estoy asustada. Aún no hablo bien del todo, me siento cohibida ante personas que no conozco y sé que soy más lenta para aprender.Mamá me dice que no me preocupe que, en cuanto me conozcan, me querrán tanto como me quieren ella y papá...Muchas veces, mamá me cuenta el momento en que nací, cuando ya por fin pudo tomarme entre sus brazos y me pudo acariciar y besar. Cómo miró mi carita de ojos rasgados y acarició son sus labios mi húmeda piel. Cómo yo no lloré y la miré con ojos sonrientes y supe que estaba en el mejor sitio del mundo, arropada por un amor sin fin. Mamá me dice que le doy tanto, tanto que jamás desearía tener a otra nena que no fuera yo.Me miro al espejo mientras me peino. Hace poco que aprendí a colocarme el flequillo con el cepillo yo sola. Me miro y veo unos ojos rasgados, una boca pequeña, una piel rosada, casi transparente y no puedo evitar el preguntarme, mientras me entran los nervios por el miedo ante lo desconocido: ¿Me querrán como me quieren papá y mamá?Me da miedo no gustarles.Papá me dice una vez y otra que, aunque me cueste un poco más, puedo llegar a lo que me proponga; que otro chico con Síndrome de Down ha conseguido terminar una carrera y escribir un libro. Que varios de ellos han logrado cosas en esta vida que hace años eran impensables: son actores, músicos, escritores...¡Ay, tengo miedo! Soy más lenta y algo torpe. Sí, tengo miedo y no puedo dejar de preguntarme si tendría el mismo temor si no fuera como soy...Mi nombre es Esperanza y hoy empiezo el colegio.¡Me voy, mamá me llama...!
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Poco puedo añadir a esta entrada. Creo que Esperanza reune en ella y en su nombre todo lo que quiero contar.En este mundo estúpido nuestro, en el que se rechaza por sistema a los que no cumplen un canon estereotipado y ridículo de belleza y se infravalora a los feos, obesos, discapacitados... supongo que las personas que han nacido con Síndrome de Down deben tener todos los temores del mundo. Y con razón. O peor aún: sin ser rechazados, que se les trate como niños aún siendo adultos hechos y derechos. Que se les niegue su derecho a decidir por sí mismos su propio futuro.Muchas cosas han cambiado en estos últimos años. Como se dice en el texto, muchos han conseguido finalizar una carrera, escribir libros, ser actores, músicos... No hay límites. Creo de corazón que no debe haberlos, toda persona es un potencial al que se le debe permitir desarrollarse al máximo sin establecer a priori límites estimados por una fría estadística. Cada uno debe tener derecho a luchar por lo que desea conseguir, sin actitudes condescendientes. Las personas con Síndrome de Down o con cualquier otra circunstancia que tiende a hacerlos diferentes, tienen aún mucho por lograr, horizontes por descubrir y límites que batir. Creo que una sociedad que integra logros obtenidos por todo tipo de personas, que fomente la diversidad, es una sociedad rica y excepcional. Luchemos juntos por ello.Y, por ahora, nada más.