Este libro es diferente por su estilo, las cartas las narra con los ojos y el recuerdo de una Reyes pequeña, con honestidad, sin pretensiones y cero autocompasión.
Reyes describe las adversidades de su infancia a principios del siglo XX en Colombia. Primero fue abandonada junto a su hermana al cuidado de una extraña (la señora María) tras quedar huérfanas. Al poco tiempo, las hermanas fueron abandonas de nuevo en un convento en Bogotá donde transcurrió su adolescencia entre golpes, abusos psicológicos y una enfermiza religiosidad por parte de las monjas.
La sinceridad desbordante de Reyes hace que el lector sienta con exactitud aquello que Reyes vivió. Un libro tristísimo y guapísimo por partes iguales.
Cuando salieron los indios ya no caminaban, iban en zigzag de lo borrachos que estaban; entonces se pusieron a pelear.
Uno sacó un cuchillo y el de la diarrea dijo:
- No te puedo matar porque tengo que cagar.