Memorias de un Brujo: sobre los índigos o generación "pikachu"

Publicado el 30 enero 2012 por Josuek Alquimista @josuealquimista
"Con nostalgia recuerdo un utópico pasado..."
Hola, soy Josue Trujillo, algunos de ustedes ya me conocen, otros ni siquiera saben quien soy, aún así quiero compartir con ustedes una parte de las memorias de mi infancia:
"Nací en una época de grandes cambios sociales que generaron un vacío de ideales en los cuales la perfección humana ya no tenía lugar, y en el que los medios de comunicación masiva se consolidaron como un factor de identificación y control social.
Crecí en un mundo sin esperanza real, de sentimientos ligeros y afinidades pasajeras, en donde una minoría inadaptada se agrupó a través de una nueva forma: la realidad virtual.
Fue ahí, a través de uno de los tantos foros "www" que conocí una corriente de niños y jóvenes sin conocimientos certeros de sí mismos que buscaban afanosamente una espiritualidad perdida. Niños que se creían especiales y que se catalogaron como índigos o cristal, que venían a cambiar al mundo y a las estructuras sociales con sus poderes sobrenaturales.
A veces retrocedo mentalmente y pienso que varios de nosotros fuimos niños o adolescentes Pikachus, ya que llegamos a creer realmente que en cierto momento sacaríamos rayos por nuestras mejillas y mataríamos a nuestros padres con una descarga eléctrica.
Habían demasiados estímulos nunca antes imaginados: televisión, internet, música, mensajes de texto, libros y teléfonos celulares, reunidos para una sola persona. Comenzaron a surgir ciertos gurús que pregonaban que niños como yo y como otros más, deberían ser apartados y prácticamente encerrados en un ashram para meditar y planear el golpe a lo establecido. Aún recuerdo el pánico que causó en mi madre aquellas palabras que llegaron de improvisto a sus oídos. 
Hoy, varios años después, soy uno de los sobrevivientes de esos años azules que se adaptó a una sociedad que no era la deseada, con empleo y responsabilidades humanas (y no divinas). Algunos de mis amigos virtuales terminaron por refugiarse en las drogas, otros desaparecieron, un par de ellos enloquecieron y llegué a saber el caso de algunos con menos suerte que decidieron que al no convertir al mundo en el paraíso utópico que juntos soñamos (o nos hicieron soñar), se suicidaron para reencarnar en una realidad mejor.
Hubo algo que falló: en el fondo todos teníamos miedo, no logramos consolidarnos como una parte de la sociedad, nuestros padres no nos entendían, la iglesia nos condenaba como si se tratara de pequeños anticristos que en apariencia ensombreciamos la de por sí oscura realidad.
Hizo falta romper la visión rígida del Dios Padre Todopoderoso para recobrar el control de nuestras vidas, nuestro ecumenismo era un disfraz, pues en el fondo nos creíamos pecadores. Se necesitaron unos años más para consolidar nuevos principios basados en viejos valores, la maduración de algunos, la eliminación de los más débiles y la investigación de los más sabios.
Hoy puedo decir abiertamente que soy un brujo, chamán o pagano; tal como alguien puede decir que es geek, emo u homosexual.
Fueron años de una inigualable utopía, que sirvió para llenar mi mente de sueños, y la experiencia colocó la acción en mis manos. Agradezco a ese movimiento que en un momento de mi vida, fue la oportunidad para mirar hacia mi interior y entender parte de lo que era, y que me enseñara que no es necesario que los demás sepan lo que ocurre, pues basta con saber lo que uno lleva dentro".